viernes, 11 de noviembre de 2011

La costa de Galicia, un viaje de otoño.

 


Esta foto fue un regalo de un forero de Rodadas: Taffer.

Gracias.

Los viajes tienen historia, esta es la historia de uno de ellos…
La historia de los viajes empieza con la decisión sobre donde quieres viajar, esta es, también, la historia de cómo comenzó uno.
Escoger no es sencillo, bien al contrario, cuanto más tiempo tienes, más difícil es. Eso es lo que llamo el problema de la ambición…
La ambición de querer hacer más…. Siempre un poco más…
Así que suelo hacer un viaje cuando llega esa parte del año en la que hace frío y resultaba que si bien sabía donde ir, no me terminaba de convencer y pregunte en el foro del Bicigrino:
si pudierais elegir, que os gustaría hacer… ??
(De todo esto ya hable en otro relato... pero ahora se trata del viaje)
En esta historia intervinieron varias personas: las que quisieron responder a la pregunta, por ello es fácil deducir que la historia la comenzó otra persona añadiendo lo que en su momento calificó como su aportación…
La historia comienza cuando recibí un mensaje tal que así…
Voy a añadir mi aportación.
Y es recorrer toda la costa gallega, desde las Rías Altas a las Bajas, desde Ribadeo a A Guarda, pasando claro está por Muxía y por Finisterre y pasando por todos los faros, incluidos los de la Costa da Morte. Es una de mis grandes obsesiones y fascinaciones, los faros!!!
la bajada de Muxía a Finisterre por la costa que es bellísima y solitaria, lo hice yo en bici cuando acabé mi primer Camino Francés y estoy deseando repetirlo.

Y pasarías también por Ézaro, en la Costa da Morte, allí desemboca en el mar el único río del continente europeo formando una cascada, el Xallás.

Por el Norte pasaría por las playas de las Catedrales, por el Cabo de Bares, el punto más septentrional de la Península y donde podrás avistar numerosas aves migratorias que cruzan el Atlántico, por Cabo Ortegal y la ermita de San Andrés de Teixido.("Vai de morto, quien no foi de vivo"), la Ría de Cedeira y de Ferrol, A Coruña, más al sur pasarías también por Corme, donde se recoge el mejor percebe del mundo y en mayor cantidad. Uf... podría seguir... por Padrón, qué decir de Padrón!!! (aquí arribó el Apóstol), y las Rías Bajas hasta la desembocadura del Miño subiendo al monte celta de Santa Tecla y pasando incluso a Portugal!!!! Y solo plasmé lo que primero me vino a la cabeza, pero es que cada tramo te sorprendería, tendrías montaña, mar, ríos, mucha vegetación y lluvia... y la gastronomía y hospitalidad gallegas!!

Y pasarías por Vigo.
Esta ruta que te acabo de comentar siempre deseé hacerla en bici. Si nunca te la habías planteado, te regalo mi deseo.

Esta historia, la historia, solo puede continuar de una forma; viajando, como no puede ser de otra manera…



Y aunque ya lo hice con anterioridad, ahora voy a añadir nuevamente mi aportación y agradecimiento a quien me regaló el trayecto de un viaje.

http://www.goear.com/listen/ad13b23/blue-bar-

Espero que algún día el pasado deje de interesarme, que en el presente solo me interese el futuro puesto que aquel, el presente, es cambiante a cada segundo, como el paso del tiempo…

El tiempo son las gotas que a poco que mires al cielo, suavemente, lentamente mojan tu cara en Galicia, en ningún sitio llueve, o pasa el tiempo, como en Galicia.

Gracias Marta G. Brea, fotoperiodista y ciclista residente en Vigo a la que ni tan siquiera conozco.

La costa de Galicia, un viaje de otoño.

Presentación


…….Pienso que lo que no se da, se pierde….


Yo leí esas palabras, miré tras ellas, busque en su interior…
Era una respuesta a los principios sobre la bici que observo cuando viajo:
Los principios de ayudar, compartir, hacer las cosas por nada…
Suelo decir que siempre se que haré el próximo año, que se que viaje realizaré, por ejemplo, el próximo verano, que, como es normal en mí, aún cuando faltan varios meses ese viaje está planificado, pensado y comenzado a ser vivido…
Pero claro, lo que tienen las palabras es que son palabras:
Todo, nada, siempre, nunca…
Palabras…
Lo sabía, sabía que iba a hacer este otoño… pero no me convencía…
En los años en los que los viajes no eran con la bici, en aquellos años que se pierden en el recuerdo, fuimos a conocer las islas Canarias, nuestro periplo nos permitió conocer todas las islas menos una.
La idea de este viaje era la de conocer en bici esa última isla… pero no estaba convencido del todo y no me gustaba la idea de olvidarme de Bob y calzarle unas alforjas a mi bici, la Soldada… yo pensaba: es que viajo con remolque.
Esa era la idea que una y otra vez me iba asaltando
Estaba yo en esas cuando Marta me hizo, ese regalo… una ruta, una ruta de otoño en la que espero frío, niebla, viento y sobre todo lluvia, mucha lluvia.
Eso es lo que conozco y espero puesto que cuando viajábamos conocimos muchos lugares, los rincones de nuestro país, un país muy pequeño en extensión y enorme en diversidad.
Y la costa del noroeste no se quedó en el olvido de lo viajado…
Galicia, una tierra indomable, es mi destino y la costa gallega mi horizonte…
No soy nada especial, no busco nada diferente a lo que buscan el resto de humanos, tan solo en un par o en tres ocasiones cada año, lo hago. Hago algo diferente… viajo con la bici, se que ello no me convierte en especial ni cambia nada la normalidad que preside mi vida, una vida normal, monótona e incluso posiblemente aburrida diría yo, una vida normalmente aburrida.
Ahora llega uno de esos momentos diferentes en los que transformaré, por poco tiempo, mi vida.
En menos de una semana, nos vamos

La pasión a punto de estallar…

La pasión es viajar.

La costa de Galicia, un viaje de otoño.

Prologo

En verano me gusta llevar a cabo los rituales conocidos por los que me siguen, por los que me leen, por los que imaginan lo que va a suceder cuando inicio un nuevo viaje, por los que no caen en la tentación de dejar pasar la oportunidad de saber…
Pero en otoño, salir de casa, despedirme, pedalear hasta poder volver, desembarcar en la puerta de la iglesia que preside el municipio donde vivo… En definitiva renacer y morir como suelo hacer cuando viajo, en otoño, como decía no me es posible hacerlo... ya me gustaría...
No solo son las dificultades climáticas; el viento, el frío, la lluvia, no solo es que hay menos soporte en cuanto a los alojamientos abiertos, no solo es el hacer algo cuando nadie está de vacaciones, cuando lo que hago se entiende menos aún que en verano. No, es sobre todo la luz.
La luz, las horas con luz en otoño son muy limitadas y de esa circunstancia es imposible escaparse.
Así que esta mañana he salido de casa muy temprano en coche y he llevado a cabo el desplazamiento a mi punto de partida, con la bici con el remolque y con todo lo demás, al otro lado de la península a un pueblo en el límite de Asturias con Galicia: Tapia de Casariego.

Cansado, un tanto molido por el largo viaje, me he alojado y comenzaré a partir de ahora a intentar visualizar la larga y entretenida ruta que me espera…

Pedalearé más de quince días y lo haré como siempre hago las cosas: facilitaré información, os haré llegar mis impresiones, mis sensaciones, incluso, supongo que, se me escapará alguna cosa más que emociones y colocaré, al alcance de todos, la ruta y las fotos de la ruta…

Todo está dispuesto, me haré lo que no soy: grande, lucharé para vencer, podré con lo que se que no puedo: con todo…

Galicia, allá donde mis ojos son capaces ya de posarse me espera y mañana empieza, comienza un duro viaje: la costa de Galicia, la vuelta a Galicia.

Bienvenidos a un nuevo viaje, un viaje de otoño.

Las cosas del viaje: 

He tenido de todo, he iniciado la aproximación con sol que se ha transformado puntualmente en niebla en la provincia de Lleida. La niebla ha dejado paso a la lluvia, que curiosamente al acercarme a Galicia ha desaparecido y lo he pensado esto es lo que va a ocurrir en el viaje: tendré un tiempo cambiante...

espero venir preparado y sufrir lo justo

Desayuno 1 sorprendentemente en una gasolinera celebraban años abiertos y me han regalado panellets, muchos panellets....
Comida pues eso: muchos panellets...jajajaj
Alojamiento Hotel la Ruta, el de enfrente, parece estar mejor


La costa de Galicia, un viaje de otoño.
Etapa 1 Tapa de Casariego-Viveiro


Como el monje se predispone a entrar en el mundo oscuro, etéreo, desconocido... de un monasterio, me he dispuesto a entrar en una tierra muy diferente de la que provengo, el verde en Galicia es otro verde, la multitud de pequeñas colinas me ha acompañado y castigado en una jornada en la que Galicia me ha querido enseñar lo que ya conocía puesto que haciendo el Camino, he llegado a Santiago en cinco ocasiones y en esas ocasiones lo que he visto es lo que he sufrido hoy.

El otoño o invierno Gallego no es un desconocido para mi, lo he palpado, lo he vivido y lo he sufrido en dos ocasiones, en invierno, con la bici y no me sorprende en esta, la tercera ocasión, el gris de Galicia es un gris cambiante en el que las nubes parecen ir acompasadas con los segundos, a cada segundo una imagen, un cielo diferente en un cielo cambiante.

Buscar la comparación de una Asturias que linda con Galicia con una Galicia que nace como el día es un ejercicio inútil, Asturias es Asturias y Galicia, el destino en esta ocasión escogido, es Galicia, pero no reseñar la bonita playa de Penarronda o las desconocidas islas Pantorgas se me antoja un pecado…


Ya en mi destino, mi intención confesa es y será implacable: pegarme al agua que de mar se transformará en Océano ese es también el objetivo. Así, siguiendo un Camino de Santiago con apellido; del norte, costeando he llegado al otro lado de la ria del Eo, el opuesto del lago donde se emplaza Ribadeo que parece sentir Galicia y latir Asturias…



Las pequeñas poblaciones y aldeas son engañosas, lo se, se que es difícil saber exactamente donde estoy en cada momento, pero por ello, se que no importa, en Galicia la distribución de los pueblos, de las concentraciones urbanas responden a un ritmo inusual para este sobrevenido del este peninsular…




La Ria de Foz es más templada, tras Foz, las playas de arena se deben de resguardar con un trozo de tierra que sobresaliendo por su oeste propicia su crecimiento por el este y es que al mar, aquí, hasta la arena le tiene respeto, el río Ouro plácidamente vierte junto a mi paso. Burela no es más que un paso en mi recorrido, allí me he quedado un momento, lo justo, para ver nuevamente que es duro lo que aquí se respira en esta época del año…



Separado del mar, subo y bajo, bajo y subo acompañando a una carretera que discurre por márgenes verdes que parecen querer que desaparezca para, tras pasar junto al embalse del río Covo, visualizar nuevamente el mar junto a la playa de Area y llegar con suavidad a Viveiro, primer destino de un día normal de esta mi ruta.




Cena ayer En el San Blas, 23€ no podía con todo, muy bien
Desayuno 1 en el Hotel 3€
Comida
Alojamiento pizzería xoiña en Foz 12,60, lacon, espaguetis, caña, agua y café tampoco podia con ello, muy bien

Las cosas del viaje:

El rio Eo es conocido, entre otras cosas, porque provocó en el 2010 la inundación de la tierra en la que se enclavan Vegadeo y Ribadeo. Cuando eso ocurre, no hay duda, miramos con otros ojos a la naturaleza, ojos temerosos, que claman en la noche piedad.

Y una playa… entre Ribadeo y Foz que en día de hoy me ha estado vedada por la marea, pero aquí la podéis ver.



esta es aproximadamente la ruta realizada

http://ridewithgps.com/routes/825844

La costa da Galicia, un viaje de otoño.


Etapa 2 Viveiro-Cariño


Viveiro, en la orilla tranquila y sosegada de la limpia y serena playa de Covas ha dado paso a Vicedo que alejada del río Sor parece enfrentar un norte implacable. 

En la Ria do Barqueiro se emplaza la punta da Burra donde se haya un faro del mismo nombre.



La mañana se ha despertado al poco de leer un nombre que no me deja indiferente. El nombre de un cabo que responde a Punta da Estaca de Bares donde he fotografiado su faro, este es, como dije un viaje que caza faros que busca faros, que mira faros y ya en este segundo faro me lo he preguntado, me he preguntado si era yo quien los miraba o eran ellos los que me miraban y me mirarán…



Los faros no solo miran, no solo señalan, no solo señalizan, también iluminan, mandan señales, salvan vidas… hay quien dice que se comunican entre ellos, se confabulan para evitar desastres, cansados como lo están de tanta fatalidad de la que fueron testigos mudos en el pasado…



Estaca de Bares se arruga, cansado de luchar hacia el Este, pero conserva un estilete que enfrenta el Norte, un Norte inmenso y temido.



Algo más relajado he abandonado el agua para internarme en el verde y el paisaje, para deslizarme momentáneamente hacia el sur y buscar con la mente Ortigueira que son varias cosas: una ría formada por el río Mera, una población y una zona idílica entre tanta fuerza, que se esconde…



Y aquí ha venido la sorpresa del día, una sorpresa envuelta en lluvia. La mañana se ha levantado con sol que ha ido jugando con las nubes, la señal tenía nombre de columnas de nubes que se alzaban en el norte.



Columnas de blancas nubes trastocadas con un gris platino y lo he pensado: hoy toca recibir…

Un paisano se ha cercado a comentármelo y supongo que se ha visto sorprendido por la respuesta: Es lo normal, en Galicia es normal que llueva.



Las gotas se han convertido en agua que caía con fuerza, primero ha sido un toldo, luego una parada de bus que me ha hecho recordar otro viaje acompañado por Ángel y ahora, cuando escribo todo esto, el agua se escucha caer al otro lado del vidrio de mi habitación de lujo.

Es hora de saborear Galicia.
Cena ayer O mesón 16,80€, un lujo de calamares y ensalada de tomate, no pude con todo.
Desayuno 1 En un bar esperando que se hiciera de día, café con leche y tostadas 2,30€
Desayuno 2 La he visto, en el puerto, iba con su furgoneta repartiendo pan, por 3€ un delicioso pastel camino de estaca de vares o de bares…
Comida O Galeón en Carretas otro menú imposible de acabar con el, por 10€ lentejas y filete de cerdo, flan y cortado, más que muy bien
Alojamiento me da vergüenza decir lo que voy a pagar esta noche, en mi descargo diré que he pedaleado bajo la lluvia 10 km para alcanzar el único hotel abierto en Cariño…

Las cosas del viaje:

La rapa das bestas de Candaoso, en Viveiro, es una fiesta cuyo nombre lo dice todo en una ciudad que en su momento estaba amurallada conservándose en la actualidad tres de las puertas por las que se accedía, en el pasado, a la población.
La estaca de Bares es el punto más septentrional de la península ibérica y marca el límite, artificial, entre el mar y el océano.


y esta es la ruta seguida

http://ridewithgps.com/routes/827043



A costa da Galizia, un viaje de otoño.


Etapa 3 Cariño-Valldoviño


Nada hacía presagiar como se desarrollaría la etapa esta mañana cuando aún era de noche, buscaba nubes, buscaba lluvia, buscaba un nuevo sol que no quería salir.



Al tiempo, en Cariño, ha salido un nuevo día que afrontaba esperando lluvia hacia un nuevo cabo con un nuevo faro…

He ido recorriendo la península que alberga al cabo y la mañana conforme ascendía se iba lentamente trastocando, primero ha sido la lluvia y he pensado; hoy voy preparado.



La dureza de la subida ha sido espectacular, no podía creer que las rampas me hicieran pensar en poner el pie a tierra, unas setas han salido a mi paso y las he fotografiado, ha sido en ese momento cuando he visto que mi banderín “Slow” había desaparecido….

Ascendía el lomo del cabo y he observado como los altos árboles se mecían cada vez con más fuerza, el viento se ha ido convirtiendo en huracán y la lluvia golpeaba secamente mi ropa, mi cara, mis manos…

Al cabo de un rato, no existía paisaje puesto que la niebla se ha sumado al día en el que a partir de ese momento solo se veía la nada, figuras esbeltas que miraban al cielo soportando los envites de un viento que me ha hecho descabalgar y aún así impedir que pudiera caminar con tranquilidad.

El sentimiento en esos momentos en los que el viento parecía quererme tirar al suelo aún caminando junto a la bici se llamaba temor.

Y así he llegado a la punta del cabo Ortegal, allá abajo se vislumbraba la construcción, solitaria, indefensa…



Por una rampa con una pendiente que supera el 20% se llega a la construcción que parece aguantar lo que le echen, no así las rocas que se baten contra el océano, al faro lo he podido fotografiar en un momento en el que parecía que la tormenta amainaba.



Lo que no imaginaba en esos momentos es que lo peor del día aún estaba por llegar. 

Unos quinientos metros separado del cabo, tras la exigente subida nacía mi pista a la derecha, los peñascos impasibles dejaban caer rocas como gotas de lluvia que seguían golpeando mi ser, la pendiente de la pista se ha acrecentado con una parte asfaltada y yo en medio de la nada de la Serra de Capelada, lentamente he perdido la orientación, mis mapas, llenos de agua, sin tinta visible parecían quererme abandonar definitivamente, la maquina de fotografiar quería irse de este mundo mientras yo seguía una pista en la que los bandazos de aire se acrecentaban mientras seguía subiendo mas, un poco más… aún un poco más...



Debe de haber un parque eólico puesto que el sonido inconfundible de las aspas de los molinos se ha presentado tan rápido como se ha ido, he llegado a pensar que me había pasado la iglesia de un santo venerado por estas tierras, el que como dije al principio, copiando las palabras de Marta, si no lo visitas de vivo, lo visitaras de muerto…



Y pensaba, espero que no sea pronto esa segunda visita…

La pista se desplomaba sobre una carretera, a la izquierda en bajada, por la derecha en fuerte subida, ninguna indicación…

He pensado entonces algo que de vez en cuando asoma a mi mente; lo más difícil, el camino es siguiendo lo más difícil…

No me ha costado mucho comprobar que ese era el buen camino puesto que la sensación de los bandazos de aire han vuelto a aparecer, la niebla seguía sin dejarme ver mas allá de los 20 o 50 m y yo seguía por el asfalto queriendo que esa pesadilla se acabara...


El bramar del aire tenía su respuesta en el sonido de las copas de los eucaliptos que parecían querer el enfrentamiento y yo lentamente me iba haciendo pequeño aceptando mi destino de estar perdido en medio de una carretera de asfalto.
La luz ha aparecido en forma de cartel… 

San Andrés de Teixido

Al tiempo que la subida ha dejado paso al llano y este a una fuerte bajada que no me ha impedido ver un cartel en un desvío a mi izquierda: Cedeira.

La bajada era cada vez más pronunciada hasta llegar al final del asfalto y ver una iglesia con unas vistas de acantilados con pespuntes enormes de espuma de mar que golpeaban una y otra vez la costa en un ballet que daba pánico.

No había electricidad en el pueblo, así que he comido algo de queso y embutido…

Después la lluvia de costado me acompañaba en un nuevo remontar hasta el cruce para comenzar a otear lo que era un posible final del viaje, pero al llegar a Cedeira a mi derecha salía el desvío a otro faro de Candiera y lo que se suponía que iba a ser un paseo se ha convertido en un castigo con un final apoteósico y es que a la consabida subida, continua y sin piedad, le ha seguido el derrumbe de la carretera por el acantilado a base de eses que desembocaban en un faro que allí, unos doscientos metros más abajo se mostraba desolado y temeroso, como olvidado de todos...


Es sin duda el más desesperado de los que he visto… en la puerta un perro clamaba caricias a diferencia de la multitud de animales que ladran a mi paso y he pensado que eso no era de extrañar puesto que la soledad de este mundo tiene nombre de punta, tiene nombre de faro…



De vuelta, arrastrando la bici he culminado la subida para volver a Cedeira…

Eran las cuatro y cuarto y he decidido continuar, el final de la etapa ha concluido en un pueblo en bajada que es el destino de hoy.

Dejarme nuevamente hablaros en imágenes… de la Serra que no he visto.


Cena ayer incluida en el precio del hotel, al igual que el desayuno todo 88,75€, ya veis, he perdido la vergüenza… no había otro hasta otros 10Km que he comprobado esta mañana.
Comida en el primer bar entrando a la población a la derecha una tapa de queso y embutido con una cerveza 4,50€
Alojamiento Hotel Residencia Valdoviño 25€ desayuno incluido

Las cosas del viaje:

Es Cedeira un punto de inflexión en el viaje. Aquí hay una línea divisoria invisible, aquí ha comenzado una costa diferente, la costa más recortada que existe en Europa, tan solo la costa Bretona puede compararse con una costa en perpetua lucha contra un océano que parece no tener piedad de ella, miro el agua, su belleza, su amplitud, la magnitud de su fuerza que hace minúscula a la fuerza de mi conocido y lejano mar, el mediterráneo.


Y esta es la ruta aproximada

http://ridewithgps.com/routes/828282



La costa da Galicia, un viaje de otoño.


Etapa 4 Valdoviño-Pontedeume

En realidad, la localización del hotel en el que he dormido no podía ser mejor puesto que se encontraba en la carreterita que te acerca al primero de los faros que hoy iba a ver: el de Frouxeria.

Conforme me iba acercando he ido viendo el océano y en una cooperativa donde he tomado, por un euro, un café con leche y un trozo de pastel… he hablado con un paisano sobre el faro, me ha comentado que no era feo ni bonito, simplemente diferente…



El océano, con ser impresionante hoy no tenía un día excesivamente movido, los que entienden de esto parecen verlo así… aún cuando yo estaba acongojado viendo lo que veía. A ratos separado de su costa y en otros momentos acercándome a el, he sido consciente de ello cuando lo he visto de cerca junto al Faro de punta Frouxeira.


Los faros, testigos presentes del pasado. Y el mar… el océano inclemente, no es otra cosa la que he visto junto a un precioso faro, si, diferente a todos, singular y orgulloso lo he visto.

La costa es tan dura y agreste que no deja que te acerques a la superficie liquida con facilidad, por lo que lo habitual es que para acercarte a un faro haya una carretera, una única carretera, así, a la ida le sucede la vuelta por una carretera solitaria y algo perdida que normalmente enfrenta al norte y que como abrigo tiene solo los recortes de la tierra. Es igualmente habitual que a un lado se extienda una playa aún más solitaria, junto al faro, a su derecha, que, imagino, en su suelo se debe de sentir el miedo en algunos momentos…



El Cabo Prior, con su faro, se emplaza a más de cien metros de altura sobre el agua de esta temida costa, la roca viva es la nota discordante que mancha el verde solo limitado por el azul. De vuelta, una senda salía como ayer por mi derecha e igual que ayer era de tierra y en esta ocasión no ha sido ni tan dura o difícil, ha sido un paseo de subes y bajas con unas vistas impresionantes a unas inquietantes aguas, blancas, rebosantes aguas de pura espuma blanca.


La senda concluye en una carretera que empalma con la que me ha permitido llegar al faro, la sorpresa en esos momentos ha sido que tras un desvío por otra carretera, ha aparecido un Camino de Santiago señalizado hasta Ferrol, la carretera no era excesivamente sinuosa pero si que era un sube y baja, se acerca y aproxima, te enseña… retazos de agua, a veces embalsada o recogida por las playas donde vierten los ríos que son rías, que son pequeños paraísos de la naturaleza.

El faro del Cabo Prioriño Chico, ha sido una nota amarga en un día en el que el sol ha sido protagonista, acompañado por una naturaleza viva y enorme y eso es así por lo que lo rodea…


El faro marca la entrada a la ría de Ferrol y allí he ido a pasar sin mirar, siguiendo por Cariño (si, otro cariño) para recorrer, tras el paso por San Felipe (un castillo que defendía la ría) una de las ciudades que, como a veces señalo, representan lo contrario de lo buscado en los viajes, pero no por ello dejo de agradecer la señalización del Camino y el puente que sobre la ría te evita el tener que recorrerla en su totalidad y me permite alejarme con cierta prontitud.


Desde Mugardos a Cabanas por una deliciosa carretera y desde allí, a Pontedeume localidad que al otro lado de la Ria de Ares, formada por el río Eume, es mi destino en el día de hoy.


Cena ayer En un mesón cercano al Hotel, ensalada, ración de calamares, la consabida caña, agua y cortado 16,70€, no es un gran precio…
Desayuno 1 en el propio hotel, no ha estado nada mal, autoservicio sencillo pero por 25€ la habitación y el desayuno, que mas se puede pedir?
Desayuno 2 fantástico el café con leche y el trozo de pastel por 1€… se lo he dicho, me parece barato, me ha contestado que es lo que se cobra por el café y que el pastel lo daban gratis…
Comida cerca de la playa Doniños, Casa O´Abeiro menu por 11€ incluyendo la caña de cerveza que me la han cobrado aparte
Alojamiento Hotel Eumesa, de tres estrellas… jajaja no seais mal pensados por 30€ habitación y desayuno… una chica me lo ha dicho mientras empujaba su carrito de bebe: yo trabajo allí… y allí que he ido…

Las cosas del viaje:

No se de donde viene el Camino que he encontrado, yo creía que en Ferrol nacía uno de los Caminos de Santiago más desconocidos: el llamado Camino Ingles que tiene dos variantes.
En esta población nació un personaje ilustre… si ya se, los que tenéis una edad pensáis en alguien, no, no me refiero a ese personaje, me refiero a Pablo Iglesias fundador del PSOE y la UGT.


este es el enlace a la ruta de hoy

http://ridewithgps.com/routes/829113




La costa de Galicia, un viaje de otoño.


Etapa 5 Pontedeume - Laracha

Pontedeume tiene su origen en el río del que toma el nombre: el Eume, río sobre el que reposan las barcas de pescadores, los sueños de libertad, los horizontes lejanos de ilusiones perdidas, de futuros oscuros, la ría es una preciosidad y un espejismo de tranquilidad en una costa dura como lo es esta parte de la costa Gallega.



Con la mañana húmeda y sombría me voy alejando de este "mini" paraíso de bellas arenas para encarar, junto a una línea del ferrocarril, un oeste que desemboca en una de las rías más escuchadas por todos: la de Betanzos. La ría, como en tantos otros casos, está alimentada por varios ríos de nombres desconocidos para este viajero, ya un poco sobrepasado…



El viaje era, o pretendía ser, un viaje por la costa a la búsqueda de faros, queriendo ver y participar de la magia de los vigilantes del mar.

pero…

Como pasar sin más por estas fuentes de belleza, por estos cursos fluviales de nombres, algunos de ellos, desconocidos?
Como evitar el pararse ante tanta maravilla que late al ritmo de las mareas y de los cursos fluviales…?




Imposible.

Miro y admiro nuevamente esas barcas que forman un lienzo bello, quieto, maduro en su origen, infinito en su fin, que se mueve al compás de un movimiento que promueve la luna, difícil de ver en una Galicia siempre un tanto tapada por unas nubes hoy invisibles puesto que el día ha sido espectacular,

Galicia es un mundo de agua que plácidamente, inmisericorde cae sobre todo lo que existe en este, su mundo de agua.

La costa parece dar un respiro y se acerca nuevamente a la altura del agua, un nuevo faro, el de la Punta de Mera, que son dos y que dan un respiro, más allá la pequeña ria do Burgo que anuncia la llegada a una de las ciudades más bonitas del norte, de nuestro país: A Coruña.



A Coruña, encastrada en lo inusual de estas tierras: una península.




A Coruña recoge el puerto al sur, se abre al norte por una torre muy especial, la de Hércules y se mece hacia el oeste.





La torre de Hércules preside un conjunto de zonas de nuevo cuño entre las que destaca, en mi manera de entender las cosas, un edificio: Domus, la casa del hombre, que recordaba junto a un forero a la hora tardía en la que nos hemos encontrado para comer en Arteixo, para charlar, para simplemente ver más allá de la pantalla. 



Guillermo es esa persona que lucha de manera implacable contra su destino, intentándome arrebatar, tiempos, momentos para el y lo que conforma su futuro, su vida, un placer ver en las personas jóvenes esas ganas de volar que he visto, mucha suerte Guillermo, ojala se hagan realidad tus deseos y tus sueños.



Se nos hacía tarde, en una corta tarde, así que nos hemos despedido, el hacia su vida de cada día yo hacia la costa a la que no he llegado puesto que me he quedado en Laracha.

Cena ayer En el Hotel, por 11€ una ensalada y un plato de zorza con su cerveza, su agua y su cortadito, muy bien
Desayuno 1 Incluido en el precio, pero… nadie hablo de que el iva lo estuviera jajaaj
Desayuno 2 En Mera por 2€ un regalo: bocadillo pequeño de queso y café con leche
Comida Un lujo muy barato: la compañía de Guillermo
Alojamiento Hotel ABC 24€

Las cosas del viaje.

El faro más antiguo del mundo en funcionamiento, de época romana, construido entre los siglos I y II, no está desprovisto de leyendas, romanas encarnadas con otras fenicias o celtas.
Patrimonio de la humanidad, no es solo eso: es el origen de la ciudad.

este es el enlace a la ruta


http://ridewithgps.com/routes/830282

La costa de Galicia, un viaje de otoño.


Etapa 6 – Laracha-Camariñas

Esta mañana, casi de noche, he enfilado la carretera sabiendo que no era esa mi ruta, separado del mar lo he ido a buscar, he huido buscando con ansiedad las cosas perdidas, los cielos grises, los verdes apagados sin luz, los horizontes infinitos…

Y los he encontrado.



A un primer rojo sol mañanero le ha seguido la niebla que me ha acompañado unas dos horas, como queriéndome tapar mi trayecto hasta acercarme a la costa. En un cruce he leído lo que buscaba: Leiloio, nombre peculiar que representaba el acercamiento a esa maravilla en perpetuo movimiento.



El sol, como queriéndome enseñar nuevamente lo que ya me es conocido ha aparecido antes de llegar a un pueblo que encaramado a un acantilado, se protege tras el: Malpica.



Población callada de puerto extraño, de gentes calmadas y con una playa al otro lado del cabo donde se emplaza, increíble.



A costa do morte comenzaba a estar presente…

Protegida por el cabo de San Adrián, desde donde se ven las islas Sisargas a las que he ido a ver desde un promontorio, Malpica de Bergantiños me ha situado de lleno en la dureza de Galicia, nuevamente he visto en los rostros de sus gentes los ojos quemados de tanto mirar al horizonte, un horizonte cruel transformado en movimiento sin fin del agua que con nada tiene bastante.




Desde el promontorio del cabo, se ve el faro que se emplaza en la isla mayor llamada Sisarga Grande y el siguiente faro que es mi objetivo: El de Punta Nariga.



El faro de Punta Nariga está nuevamente emplazado, en una de esas localizaciones que ya empiezo a adorar, una carretera que es de ida y vuelta puesto que solo hay una, con nada a su alrededor, ni tan siquiera un árbol en esta parte del mundo donde, tan solo los molinos de viento acompañan tanta desolación que enamora.



El faro es espectacular en su concepción y en su construcción con granito rosa porriño, de bloques cortados que le dan un empaque digno de la mejor arquitectura en este tipo de construcciones, tan solo las barandillas son metálicas.



Y vuelvo sobre mis pasos, para morir en la tragedia puesto que llego por error a Ponteceso, tras comer decido enfilar a Laxe dejando de lado uno de los faros de esta ruta: el Faro do Roncudo, no he sido consciente de la tragedia hasta llegar a Laxe y su faro y comprender que aquel faro que me mira desde lejos, el del Roncudo, no me va a ver con mis ojos, en esos momentos la tragedia se ha asomando a mi cara, un rayo de desolación se ha instalado en mi mente y ha traspasado mi ser.

Que hacer?

Volver o seguir…

El hombre es importante, el hombre busca y consigue, el hombre cree que lo puede tener todo medido y controlado y sin embargo, el hombre es humano.
La llegada al faro de Laxe es a través de un nuevo desvío, suave, y corto, desde su faro se ve la Isla Morosa.



La ruta, separándome nuevamente de la costa parecía darme un respiro que ha sido un espejismo en medio del desierto puesto que más adelante desde lo alto me dejaba ver nuevamente un horizonte oscuro que parecía difuminarse mientras mi vista lo acortaba hasta hacerlo próximo en la rompiente, sin querer ver más, sin ver más.

Camariñas era y es mi destino, Camariñas es más que un pueblo, quería ser el punto mas alejado del primero de los viajes narrados en Internet allá por el verano del 2009.

No llegue, me quedé en Muxía… hoy me he quedado sin el Roncudo.
Motivos para volver…

Cena ayer en el hotel, 13,60€ muy bien
Desayuno 1 en el hotel 2,50€
Desayuno 2 en el camino 3,20€ bocadillo de queso y café con leche
Comida Bar las Maravillas en Pontedeceso 9,50 bien
Alojamiento Hotel Ave del Mar 40€ con desayuno, nuevo, más que recomendable

Las cosas del viaje.

A costa da morte no es solo una costa, no solo existen leyendas de ciudades sumergidas o naufragios, es un sentimiento colectivo que se pierde en la noche de los tiempos en los que la piedra forma parte de ese sentimiento imbricado en la creencia de la invariabilidad. A diferencia de otros elementos de la naturaleza sujetos a cambios esa cualidad transciende de la precaria naturaleza de lo human, que se ve sometida a procesos de cambio, muerte y desaparición, mientras que la piedra… la piedra, que solo hace caso a la lluvia, siempre permanece.


este es el enlace a la ruta realizada



La costa de Galicia un viaje de otoño


Etapa 7 Camariñas- Ponte do Porto




Que es la determinación?

Es la osadía, el atrevimiento, la decisión tras sopesar los pros y los contras. En el cicloturismo hay mucho de eso: de determinación.

Os explicaré algún ejemplo para que veáis de que hablo:

Determinación es lo que he visto en algún momento cuando una persona, tras alcanzar un pico, se lanza sin saber nada o casi nada, pendiente abajo esperando que allá abajo, en el valle haya una salida, una pista, una carretera que le llevará a algún lugar desde donde podrá regresar…

Determinación es cuando en el mes de agosto te vas a Noruega a recorrerla cuando sabes que en la segunda quincena es fácil que la temperatura baje de los cero grados en según que latitud.

Determinación es cuando puedes decir que ya sabes lo que es la lluvia cuando te cae la gota fría en el levante español y a pesar de ello sigues ruta hacia el sur, o cuando sin pestañear dices y es cierto que te dormirás encima de unos guijarros en la playa si es que hace falta hacer eso y solo esperas que cuando abras los ojos nadie se ha llevado la bici.

Por eso, mi determinación en el día de hoy ha sido escasa…

Ayer lo pensé:

Cuanto tiempo pasará sin que vuelva por aquí con la bici, no es este el momento?

Y si, tomé la determinación de ir a buscar un faro, el que está junto al puerto de Corme, hoy he averiguado que una cosa es la aldea y otra el puerto… y más allá, en un paraje cruel, bello, limpio y puro, con una carretera que acaba en una rampa sobre el acantilado, un faro me esperaba mientras a lado y lado el océano parecía debatirse entre la vida y la muerte.

Hay, existe una senda escondida que lleva a paraísos imaginarios y secretos. Esa senda nace junto a un faro, imponente, increíble, castigado por el mar, el viento y las tormentas que parecen fijarse en el, es el faro de Vilan o Villano, un faro al que se accede por un túnel sobre una escalera desde un edificio que se resguarda tras el acantilado sobre el que se construyó el faro.



El faro de Vilan es simplemente una pasada, una maravilla que hace honor a costa da morte, elevado sobre el océano, impasible sobre el horizonte, tan solo parece esperar que venga lo que le quieran mandar…



Pero, en la senda, la senda escondida que recorre parajes vírgenes, playas de blanca e interminables arenas que a veces forman dunas blancas teñidas de verde se ha dado una circunstancia diferente a las vividas: todos estos día tenía a mi derecha el mar, hoy lo he tenido en la mañana a mi izquierda, hoy viajaba al este, viajaba al norte, simplemente viajaba a por mi faro, el de roncudo.




Todo parecía recordar la costa da morte como el cementerio de los ingleses desde el cual se avista la isla de Vilan que el acantilado, en el faro, no te deja ver… solo existieron tres supervivientes de aquel naufragio me ha dicho un pescador…



Pescaduría o Breñas Verdes no son sino aldeas, Santa Mariña quedaba fuera de la ruta y por Arou no he pasado. Ello hace que la ruta fuera aún mas bonita, pero ya en Figaredo había que repetir el trayecto de ayer.

En Ponteceso he tomado el desvío a Corme y tras subir unas duras rampas he podido alcanzar el pueblo, el puerto y por fin el faro…

Os aseguro que ha merecido la pena poner en crisis las etapas, el calendario, todo, con tal de ver esa maravilla en una naturaleza espectacular. Tras la visita solo quedaba la vuelta a Ponte do Porto en el concello de Camariñas para mañana continuar viaje y no perderme no solo eso, también esto:





Cena de ayer Café bar Playa de Camariñas en el paseo, de toda la vida, con fotos de faros, la que más me ha gustado el de las islas cies 12,20, filete, ensalada, caña y agua y café
Desayuno 1 En el hotel, incluido en el precio
Desayuno 2 En la carretera, bar costa brava, bocata de queso y café con leche 3€
Comida antes de la subida al puerto de Corme, Agra de Mares, una fabada asturgallega, caña, agua y café 9€ muy bien.

Las cosas del viaje

Un cicloviajero se acercó a mi mientras intentaba hacer una foto, hacia donde vas me pregunto… y casi sin respuesta por mi parte, comenzamos a pedalear y a hablar como si nos conociéramos desde siempre, decía llamarse Ángel, llevaba una bici de ciclocrós que me recordó a mensajera. Enfundado en un maiot, no hacía falta ser un lince para ver de que pasta estaba hecho.
Decía haberse recorrido la península, pero averiguamos entre los dos que eso aún no era del todo cierto…
Tiene la determinación de acabar con las rutas de la península y salir de España, ojala lo consigas Ángel.


y esta la ruta aproximada


La costa de Galicia, un viaje de otoño.


Etapa 8 –Ponte do Porto- Cee


En mi viaje por la costa Gallega, poco Oeste y poco Norte existe ya, a partir de Camariñas, Ponte do Porto pertenece a su Concello, la costa parece quererse caer por el costado de la península y solo conoce diversas versiones de Sur.

A costa do Morte se presentaba esta mañana primeriza, muy húmeda y cerrada, he ido desesperado por esos campos de árboles inmensos, siempre mojados, irracionales buscadores de cielos imposibles a la búsqueda del Cabo y su Faro, el cabo y faro más importante, el más mediático, el más conocido y admirado por los hombres y sobre todo sin lugar a dudas, el más temido, el de Fisterra…

Allí donde se llora a los hombres, allí donde se les hace de noche a las mujeres que esperan.

Pero eso será a la tarde, hasta entonces, una población parece quererse enseñar. Es otra visión de una población que conozco, Muxía, la vi en fiestas, hoy la he visto dormida…




Muxía es diferente a todo, solo hay que ver donde está emplazada. En general las poblaciones buscan un sur, un resguardo, un cabo, algo que les evite el envite de la fuerza del mar, del viento, del norte… Muxía parece no tener miedo a nada y a nadie, Muxía es el cabo, es el faro y no se esconde de nada...



Enfrenta, arrogante, todo norte, todo noroeste que quiera venir, las tormentas encuentran aquí su contrario que por alguna extraña razón que desconozco sigue entendiendo la vida de esa manera:

enfrentando.

Muxía es la rebelión, la revolución frente a lo establecido y a pesar de ello, se muestra sensible, dulce y tranquila… su puerto se sitúa al este del cabo que es el pueblo, el pueblo no entiende de resguardos. 


Saliendo más allá, ya en camino, el campo de futbol es el reflejo de lo reseñado: está a orillas del océano, no me imagino jugar con viento en ese campo… ha sido en ese momento cuando he pensado en la barca, la barca es de piedra no podía ser de otro material… si lo fuera ya no estaría allí, todo piedra, todo difícil, todo imposible y a pesar de ello, en esos momentos se han asomado a mi mente unos ojos, el recuerdo de aquellos ojos que vi hace más de veinte años, unos ojos marrones en el fondo, claros en el mirar…

A partir de ahí, la ruta no entendía de sentimientos que no fueran o tuvieran relación con la dureza y enseguida me ha recordado que estaba en mi caza de los faros y enseguida me ha enseñado, tras el de Muxía, una baliza en una playa increíblemente bella, el sol se ha despertado por momentos para que hiciera la foto y a sus arenas doradas, en cambio, el segundo de los faros en otro cabo: el de Touriñan nada tenía que ver con suaves playas y aguas calmadas, al contrario, al igual que el de Muxia enfrenta sin pretender obtener piedad.


Más elevado que el anterior, es mas largo el horizonte que se otea en una costa solitaria, virgen inmaculada, que se desmoronaba hacia el sur y yo, sabedor y conocedor de esa costa que en su momento recorrí en coche escudriñaba el horizonte en busca del tercero de los faros.

Nada se entiende en Galicia si no se entiende Fisterra, el cabo de Fisterra, el faro de faros, allí hay algo que es mucho más que un cabo, más que un faro, más que un cementerio que nadie quiere pisar, más que el rugir enorme del viento o el golpeteo del agua que provine del cielo… allí rugen las almas, lloran los ojos de los vivos, el sufrimiento allí es patrimonio de los que siguen entre nosotros, que sufren por los que marcharon, allí los muertos representan más que los vivos, desde allí parece verse otro mundo que no está en este, allí Galicia se muestra rotunda y única.

Y yo, lentamente, si molestar al acercarme, apenas quería avanzar y llegar. 



Del Monte do Facho casi nadie ha oído hablar y menos del de San Guillermo... en cambio casi todos habéis escuchado una frase que lo resume todo: ir a quemar a Fisterra, con lo que ello significa, pero eso, los montes, y lo demás también existe en Fisterra visible aunque la mayoría al acercarse no les preste atención.



Tras un alto que hubiera querido que fuese aún más alto para ver como el visto el faro, he marchado por el lado contrario al que he llegado: bajando la rampa que te va llevando resiguiendo el acantilado a la población de Fisterre. 



Las señales del Camino en su sitio, una nueva parada para otear esos cubículos blancos que son un cementerio diferente, un tanto descoloridos, una nueva parada, una reflexión y a seguir… un poco más allá una playa preciosa pretende distraerme de lo vivido sin conseguirlo la de la Langosteira.



A costa do morte iba quedando atrás..



Un Cabo que enfrenta al sur: es el contrapunto al de Fisterra, el de Cee donde me he encontrado con el cuarto de los faros. 



Ni Corcubión o Cee han sido capaces de devolverme a una normalidad calculada y poder seguir sin una afectación emocional.

La Ria de Corcubión, la primera de las rías bajas es preciosa. Mientras la recorría recordaba una ocasión en el primero de los viajes a Galicia recordaba un hotel, frente a una industria al otro lado de la ría, de dulces recuerdos…

y una frase que lo resumía todo: si no estuviera ahí... de que viviríamos?



Cena ayer Pizzeria Brasil, ensalada, espaguetis, cerveza y café 14,20
Desayuno 1, encerrado en la pensión O Pincho (25€), mejor dicho, la que estaba encerrada era la soldada, todo cerrado, es lo que tiene el domingo.
Desayuno 2 en Muxía junto al puerto está la panadería El Murciano… he ido con cierta precaución pero el cuarto de empanada de atún me ha quitado las precauciones de golpe…
Comida En Lires, no recuerdo el nombre, pero si el precio 13,50€ ensalada, café, cerveza y ración de calamares.
Alojamiento Hostal Residencia Insula 30€ en Cee.

Las cosas del viaje.

Mitos, leyendas. No hablar de ello en Galicia sería como querer abarcar el mar.

En esta tierra subsiste una cultura popular basada en todo tipo de creencias extraterrenales, mundos sumergidos, ritos de fuego, personajes míticos, seres inmortales o sobrenaturales… un mundo creado por el paso de diferentes culturas, en un entorno complicado, muy difícil y cerrado con una relación especial con el océano, con la naturaleza y con los muertos. En este mundo existen y existirán historias que exceden de nuestro simple y fácil mundo real.


Y este es el enlace a la ruta



La costa de Galicia, un viaje de otoño.


Etapa 9 Cee – Porto do Son

Cee se despierta con frío. Miro al cielo y veo estrellas que no espero, es raro este otoño en el que no llueve y en el que marcea con temperaturas extrañas, tal vez me he equivocado de mes, tal vez es que el tiempo, que acompaña al viajero es el tiempo que protege al viajero.



Hoy han sido las playas las que han vuelto a llamar mi atención, la arena blanca acompasa el paisaje y lo enaltece a ojos de quien creía haberla visto suficientemente hace algún tiempo.

Ezaro, con viento, se ha vuelto algo desagradable pero la imagen de las cascadas, las enormes piedras que envuelven el entorno y que señalan la dureza de las montañas que se alzan cientos de metros sobre mi, me hacen sentirme pequeño. Es una sensación extraña, a un lado una fábrica, de electricidad, que no deja de bramar ruido, al otro la naturaleza pura que me ha transportado por momentos a los fiordos Noruegos.




Carnota acoge al viajero que viene del norte y le enseña algo especial que solo existe aquí, no, no me refiero a unos de los hórreos más grandes de la península, me refiero a su paraje natural.



El espacio natural de Carnota es una maravilla. He visto en el viaje grandes ensenadas, rías, arenales, pero lo de Carnota es diferente, parece extraído del mediterráneo, de las marismas andaluzas, solo el clima, la luz, el viento o la lluvia parece decirte, es imposible, no, no estás allí…


Galicia es esa tierra de faros que persigo, mi ruta continuaba pegada a la costa enfrentando un sur de rías bajas, ya sabéis, las rías las forman los ríos, si ayer fue un día de faros, hoy ha sido un día de rías. No por ello el recorrido estaba exento de faros, no es posible recorrer esta costa sin divisar alguno. Al de Punta Insua le ha seguido el faro de Louro en punta Queixal, precioso, y más allá el de Rebordiño, ya en Muros, al que parecen haberle castigado separándolo del acantilado, su hábitat natural.





La Ria de Muros i Noya son maravillas de la naturaleza dignas de disfrutar, el río Tambre es el principal responsable de esa situación, como lo es de la producción mariscadora de sus aguas. Muros es una población a destacar, la ría es enorme y te obliga a acercarte a las estibaciones de una sierra que recuerdo muy bien: la sierra de Outes antes de desembocar en Noia que se distingue por ser una villa medieval y que este viajero conoce desde hace dos años.



Allí existen leyendas relacionadas con el monte Barbanza, el arca de Noe y el cementerio en el que existen inscripciones indescifrables que se pierden en las noches de los tiempos celtas…

La costa seguía su curso y yo la reseguía conforme se hacía el día que, en esos momentos, iniciaba su declinar, el faro de Cabeiro es tal vez el mas sencillo y desprotegido de los vistos hasta ahora.



Hoy era un día en el que los faros no podían competir con la belleza del mar y sus rías.

Y así lentamente he llegado a Porto do Son donde unas mamás me han recomendado quedarme, más que nada porque no había hotel a menos de 30 Km y claro, hay cosas que no pueden ser…

Cena ayer En el hotel Insua, 14 €, ensalada y pasta, cerveza y café
Desayuno 1 En el hotel Insua, CEFE con leche, zumo de verdad y tostadas 2,60€ y más contento que unas pascuas
Desayuno 2 Bar Anna, todo decorado de posters del marca y en mi maiot hay publicidad de la peña blaugrana jajaj 2,20€ bocata de queso y café con leche, muy bien
Comida Un lujo de menú en la pensión Marbella, por solo 9,90 todo incluido, postre y agua…
Alojamiento Hostal Arnella II muy bien atendido por las dos hermanas que lo regentan 25€ incluido el desayuno… para volver.

Las cosas del viaje.

Mientras cenaba, se acercó y se quedó a un lado… primero hizo un comentario sobre el partido de futbol que daban en la tele, luego, apoyándose con una mano en la mesa donde yo comía sostenía algo en su otra mano, más tarde se puso junto a mi cuando daban otro partido en la tele sobre la liga inglesa, yo, me sorprendía por dentro y me mostraba natural por fuera puesto que la cuestión no era nada relacionado con el futbol, la cuestión era que era el camarero.


y este es el enlace a la ruta


La costa de Galicia, un viaje de otoño.


Etapa 10 Porto de Son – Vilagarcía de Arousa


Lo he escuchado silbar en las puertas mientras desayunaba.

El, que se ha levantado para ocuparse de mí me ha dicho sin muchos rodeos:

Mal día para la bici.

Yo, que me lo tomaba con suma calma iba mirando la llegada de la luz al tiempo que pensaba: hoy es un día de otoño gallego…

El que supongo me miraba un tanto expectante por mi silencio ha añadido:

Han dado lluvia, lloverá a eso de las doce… el viento sur precede siempre a la lluvia y está soplando con fuerza.

Acababa el desayuno y reflexionaba sobre que contestar a quien tanta atención me prestaba, simplemente le he dicho, bueno, haré los km. que pueda y cuando no pueda más buscaré un hotel.

No se si era o no la respuesta adecuada, lo que si se es que he marchado aún de noche, para tomármelo como hay que tomárselo en un día así:

Con mucha calma

El viento soplaba de frente y de costado haciéndome moverme sobre la bici para compensar su envite mientras subía la primera cuesta y recordaba: lluvia segura.

Ayer podía haberme acercado al faro de Corrubedo, emplazado en el cabo del mismo nombre, pero era llegar de noche así que en una mañana ventosa lo he visto con absoluta tranquilidad.

Pero hablar de Corrubedo es hablar de mucho más que un pueblo, más que de un cabo, más que de un faro.



El sistema dunar de Corrubedo es único en Galicia. No existe en otro lugar de Galicia una duna de más de un km. ojalá el tiempo hubiera acompañado puesto que me hubiera acercado a verla sin la menor duda, bien al contrario, en esos momentos ha comenzado el baile de disfraces: Ahora te vistes de seco, ahora para lluvia, te quitas el traje de lluvia, te lo vuelves a poner… porque el tiempo se ponía bien feo.

Santa Uxia de Ribeira ve al océano por su este, al abrigo de la sierra de Barbanza, ayer otee esa sierra en la que las noticias de hoy señalaban que se han avistado lobos. La sierra se emplaza en el inicio de la ría de Arousa, en la que a pesar de desembocar varios ríos, destaca por encima de todos el Ulla al que apenas he visto horas después…

La lluvia ha sido fiel a su cita y el horizonte se ha acercado a unos centenares de metros privando a este viajero de ver algo único: El Parque Nacional de las islas atlánticas de Galicia, el único Parque Nacional de Galicia, que está formado por los archipiélagos de las Cies, Ons, Salvora y Cortegada.

Después, pueblos que no conozco pero de los que he oído hablar, han salido a mi encuentro, A Pobra do Caramiñal, Boiro o Vilagarcía de sentimientos encontrados donde el mejillón lo fue y lo es casi todo.



Mañana será el turno de Cambados por la que pasaré sin mirar a pesar de que me consta que es una maravilla.



Cena ayer 9,90€ me costó un menú de cena en el hostal, de los de verdad.
Desayuno 1 en el hostal, con profusión de tostadas, mantequilla y mermeladas, estaba solo… como huésped.
Desayuno 2 en el pueblo de Corrubedo solo había un bar abierto, que bueno estaba el bocata de queso, eh Bolero? (Bolero es un forero de Rodadas que me comentaba que siempre comía bocata de queso)
Comida A la salida de Boiro, bajo una lluvia importante, me he topado con el Florida, 9€ y muy bien.
Alojamiento En Vilagarcía Hostal Residencia Playa de Compostela, 35€, un lujo.

Las cosas del viaje.

Pequeñas islas, enormes Cabos, inmensas rías… todo es el resultado de la fuerza de un océano que gana lentamente batallas en la que no se ve ni puede verse el fin de la guerra, algún día ese temible enemigo, para el hombre, puede convertirse, por la evolución de la ciencia y la tecnología, en su mayor aliado, eso, para mi, se llama futuro.


y este es el enlace a la ruta mojada



La costa de Galicia, un viaje de otoño.


Etapa 11 Vilagarcia de Arousa - Bueu


Gris, la mañana era gris, el mar era gris, la luz también lo era, todo era gris y así he marchado, rodeado de gris y deseando que en algún momento de la mañana dejara de serlo, la luces de los coches alumbran algo el camino y la zona portuaria va quedando atrás, las gotas, que son el tiempo, caen sobre la bici que me reclama atención y yo voy pensando en darle la atención que se merece a poco que el cielo deje de enviarme esos pequeños mensajes que impactan en mi cara, vuelvo a ir de astronauta y pienso que si en algo me he equivocado es en no traer unas gafas de cristales transparentes…



Las gentes van a sus cosas, algunos me miran y sonríen otros algo perplejos parecen más que sorprendidos, no se si es porque es de noche, el remolque o simplemente yo, que más da, enfilo Cambados y me alejo de Vilagarcía, me olvido de Vilanova, me olvido de la Illa de Arousa pienso en O Grove y en la Toxa, la gran decepción…

Cambados es una ciudad de increíble belleza que provoca a este viajero sentimientos encontrados, sin poderse zafar del prejuicio de su pasado reciente, injusto sería estar ciego… una maravilla.

O Grove, es un alto en el camino de este pedaleador que intenta pasar por esta parte de la tierra de forma rápida y sin dejar ni tan solo el polvo que no puede arrastrar. En los días de lluvia el polvo está en el suelo y mis ruedas, en perpetuo movimiento, en nada quieren transportar y menos llevarse ni tan solo el polvo de tanta injusticia y dolor que ha quedado atrás.



No se ve, nadie sabe, nadie habla y yo, lo se, no soy un ángel justiciero, ni tan solo tengo el derecho de hablar de lo que no conozco y la verdad es que no conozco que pasó no hace tantos años en estas tierras.


Me he querido acercar a O Grove, a la illa da Toxa y la verdad, creo que me he equivocado, he dado la vuelta a esa península natural donde se emplaza la primera y a esa otra península unida por un puente para verla bien.




Tras comer, he llegado a la algo abandonada, en esta época del año, Sanxenxo, allí he mirado sus dos playas plagadas de pequeños atardeceres que miran al sur. Imagino como por su derecha, allá en el oeste, en las limpias tardes de verano el sol se pone por el mar y pienso: desde la Punta Faixida los atardeceres deben de ser de aquellos que cortan el hipo, que crean esperanza, que permiten albergar la ilusión. 



Después de tanta desolación, he recordado una frase que leí en alguna parte, que escribí hace unos meses cuando hablaba de mi otra bicicleta: mensajera.

Mensajera de ilusiones, mensajes de ilusión y esperanza…

Decía así:
La esperanza es un árbol en flor que se balancea dulcemente al soplo de las ilusiones
Ojala siga creciendo.

Pontevedra es una conocida ciudad, y el tiempo ya apremiaba: era quedarme o avanzar y me he decidido por lo segundo perdiéndome el poder ver algunas curiosidades como la Peregrina que recuerdo en un emplazamiento imposible.

La salida de Pontevedra no es suave como lo es el paso por las calles de sus gentes, una autovía junto a la ría me lo hace pasar mal al no tener el suficiente arcén, la autovía acaba en Marin y con ella, quedan atrás los malos pensamientos.

Marin es una ciudad de arraigo militar a la que le toma el relevo otra desconocida Bueu y ha sido aquí donde me he dado cuenta, ayer no vi faro alguno, llevo decenas de Km. sin visitar o ver faro alguno, según mi información ni el cabo Udra, ni la punta de Couso, formaciones de roca que enfrentan, arropadas por la ria el norte, tienen faro…

Es curiosa esa circunstancia porque recuerdo que hace unos días afirmaba lo contrario, es quizás esa una de las cosas que diferencian las rías altas de las bajas? No lo se.

Y aquí estoy viendo como lentamente se acerca el final de la costa Gallega.

Cena ayer En la misma acera del hotel restaurante SR, por 12,30 un plato de salmón con patatas y ensalada, bebida y café
Desayuno 1 Bufett libre en el hotel, muy completo, una maravilla de hotel 4€
Desayuno 2 mi bici me reclamaba atención, se la he prestado en la terraza de un bar donde he comido un bocata, huelga decir de que y un café con leche.
Comida A la salida de la península donde se sitúa O Grove está San Vicente, en un restaurante junto a un colegio 9,00€ con postre y café.
Alojamiento Otro lujo, Restaurante Hotel Loureiro 25e la habitación, en Bueu

Las cosas del viaje.

Tal vez fue un pasado de pobreza, de querer salir del hoyo al precio que fuese, o la ambición. No lo se, primero fue el tabaco, luego cosas aún menos saludables, ahora aún se paga por lo que nunca debió de ocurrir, lo que ni se ve, sigue haciendo estragos entre los jóvenes de estas tierras. 
Atrás quedaron las planeadoras, las gestas de pilotar en la oscuridad entre las bateas, los grandes botines, la riqueza fácil, de Patocas reales e inventadas, hoy solo queda desolación y el pago eterno de los más débiles y sus familias.


este es el enlace a la ruta mojada 



La costa de Galicia, un viaje de otoño.

Etapa 12 Bueu - Bouzas


La carretera que se dirige a Cangas es de todo menos agradable, no por las vistas o su trazado como por su tráfico, unas obras me han despistado y he pagado mi error con algunos Km…



Pero el buen camino, por fin, me ha separado de mi carretera para llevarme por una solitaria carretera en la que parecía que en cualquier momento pudiera ver todo tipo de animales salvajes aún cuando sabía que eso no era posible. Esa carretera me acercaba a un cabo especial, no por el nombre: Cabo do Home como por su situación, su playa virgen, su inaccesibilidad y las preciosas vistas a unas islas preciosas llamadas Cies…



Por fin el maleficio de no ver faros tenía los Km. contados puesto que en el Cabo do Home, en las puntas Robaleira y Subrido hay dos faros y entre ellos uno de propina, rojo, reivindicándose a pesar de su tamaño y simplicidad.



La vista de las islas Cies me ha hecho recordar aquellos años en los que en un par de ocasiones embarcamos en Vigo para visitarlas, recuerdo el camping en la primera de las ocasiones, con toldos literalmente casi blancos… eran las deposiciones de las aves que por allí había… unos recuerdos imborrables que hoy aun perduran.



Recorriendo la costa hacia el este, adentrándome en la ría de Vigo, lentamente, se ha producido una primera visión difusa de la ciudad, la visión se ha ido aclarando cuando me he ido situando a su altura al otro lado de la ría, para repetir el efecto en sentido contrario mientras me alejaba, con un puente que he ido viendo y ha sido referencia en mi deambular por su perímetro.

Curiosa sensación.

Y he vuelto a tener una sensación extraña al comprobar la grandeza de la ría, inmensa diría yo, y que ves el otro lado pero al que no llegas nunca o esa es la sensación.



Hay rías en las que hay islas y otras que parecen estar tapadas por las islas, que enfrentan y sosiegan el envite de un océano que parece mar en la ría, este es el caso de la de Vigo, cuando llegas al final no parece que estés en una ría, cambias de dirección y vuelves por tus pasos por la otra orilla…



Tras Moaña, la ensenada de San Simón donde se encuentra una isla peculiar del mismo nombre. La ensenada está separada de la ría por el estrecho de Rande y más allá la vuelta siguiendo a un desconcertante ferrocarril y cruzar un río desconocido: el Verdugo, para llegar hasta Redondela al volver tienes las mejores vistas sobre esa desconocida isla, la de San Simón, desde Outeiro das Penas. 



Redondela me ha dado un respiro momentáneo de la nacional en la que mis camiones me iban guardando el paso por el arcén…

Vigo, no descubro nada, es una gran ciudad que como ocurre con otras, pugna con la capital de provincia por tener un peso y personalidad propia. 

Un tanto resguardada por su artificial puerto y la punta do Areiño donde hay un faro que me ha costado fotografiar y no precisamente por su inaccesibilidad, la ciudad se extiende paralela al puerto y a las faldas del Castelo do Castro.



He recorrido casi sin mirar su casco junto al puerto de una calidad apabullante, en esos momentos buscaba gotas que caen, en busca de gotas que se pierden bajo mis pies o se esconden tras los charcos… mientras en mi mirada se instalaba un cierto desasosiego al comprobar lo ajeno que es mi viaje a ese cosido de autovías, vías rápidas y la asfixiante circulación en la caída de la noche que es ajena a mi viaje.

Su historia se pierde en la noche de los tiempos pero sobre todo, Vigo, tiene presente y probablemente un prometedor futuro además de una bonita puesta del sol que no he visto.

Y así, pegado a una acera blanca que se iba rompiendo a cada vado de las instalaciones portuarias, iba viendo la velocidad creciente de mi bici siguiendo las indicaciones de una desconocida Bouzas. Al ver un mercado, el de Bouzas, me he relajado y tras el paseo por sus calles me he alojado en este el penúltimo día de costa atlántica…



Cena ayer Había menú en el hotel, pero tenía el día torero, así que no me importo gastar un poco más y celebrarlo como se merecía un día duro como lo fue ayer, aunque si ese es el principio, hoy me voy de juerga jajaj
Desayuno 1 incluido en el precio de la habitación, muy bien
Desayuno 2 en Donon solo hay un bar restaurante que si no fuera por el letrero no verías, impresionantes tapas que parecían raciones
Comida en Casa do Tito en Miras? No se si es miras o me miras… el dueño me ha confirmado que no era posible pasar por el puente que acortaba el trayecto
Alojamiento un lujo nuevamente de hotel La Suite por 40€

Las cosas del viaje.

Llega un momento en que lo sientes, me ha pasado en muchas ocasiones, hoy me ha vuelto a pasar, es una sensación, es una emoción, es un sentimiento sentido e inexplicable.

Te vas haciendo pequeño, frágil, el cielo parece quererse caer encima de ti, la lluvia parece caer solo para ti, el viento solo ruge contra ti… y avanzas y crees que en cualquier fracción de segundo puedes desaparecer al tiempo que sabes que eso no va a ocurrir, luchas para vivir y no morir, el horizonte se va lentamente haciendo oscuro y te sientes aún más pequeño, algo te aguanta sobre el asfalto y te debates como si de eso dependiera la vida…
En algún momento lo ves, es como si se parara el tiempo y con el, todo lo que te rodea, la bici, impertérrita parece ajena a todo que no sea estar contigo y tu solo piensas en una cosa: en vivir…

esta es la ruta del día de hoy.



La costa de Galicia, un viaje de otoño.


Etapa 13 Bouzas – Tui


La salida de Bouzas ha sido un tanto accidentada, a veces son las señalizaciones, a veces los despistes y a veces, la mayoría, somos nosotros que no vemos más allá de lo que debiéramos de ver. El caso es que queriendo fotografiar el faro de Bouzas me he metido en un túnel, medio cerrado, de unos quinientos metros y más allá, cuando he salido he ido a buscar la costa, me había dejado el faro atrás, así que he ido a por el y tras “cazarlo” he continuado mi recorrido.




La Illa do Toralla parece abandonada en la nada, de hecho debería de estarlo no como ocurre en realidad en que parece, con un rascacielos fuera de lugar una isla colonizada.



Un poco más adelante otro cabo, otra punta, otro faro el de Meda que señala unas islas con un nombre de cuerpo celeste que vemos en el firmamento Estelas, que si fueran catalanas se traducirían por cometas… que se esconden tras las de Serralleiras.


Tras cruzar el río Miñor que alimenta la pequeña ría de Baiona, ves como el paisaje se acerca a la ciudad y se transforma lenta y pausadamente en un paisaje sobrio y noble.



Mi camino debía de continuar buscando el final del periplo costero, así que en el cabo Silleiro he enfrentado un rotundo sur que un tanto despoblado me ha lanzado, tras el paso por otro faro que toma el nombre del cabo que magnífico presidía el alto donde se ubica en A Guarda, lugar y población especial. Allí muere el Miño, allí compartimos mucho con Portugal, allí hay un monte con un castro de los más conocidos: el de Santa Tegra, allí he virado hacia un este anortado que ya no dejaré hasta completar la vuelta al principio del viaje, ahora ya sin océano o mar al que mirar…


Menos mal que la vista estaba distraída por la belleza de un río bello que se aposenta antes de entregar su fruto al océano y de esa forma un tanto engañada, poder llegar apenas sin darme cuenta, puesto que la carretera llanea y llanea a Tui donde miro y remiro mis mapas y tengo la sensación de que se acaba… simplemente de forma inexorable se va acabando…



El Miño no solo es un río, no solo es la separación, en parte de su recorrido, de un país con otro, es sobre todo un sentimiento.
Si al inicio del viaje hablaba de una fractura que parecía querer separar la tierra como se produce la rotura de una tela, en la ria del Eo, aquí, con el Miño la rotura es una realidad, si lo miráramos, si lo pudiéramos mirar con la suficiente distancia, la rotura la veríamos real, aquí se separan, históricamente hablando, muchas cosas tras una lamina de agua extrañamente calmada.



Todo parece calmado, no solo es calmado el curso del agua, aquí, en el país de la lluvia, en este mascaron de proa que enfrenta las tormentas inimaginables que le manda un océano llamado mar pero que es atlántico, en este castigo continuo del devenir de las olas, mareas y tormentas hay tiempo para la paz, para el sosiego, para la calma, se llama Miño y parece querer pasar desapercibido. Se esconde, si, se esconde tras unas islas que habitan en su curso, son islas con nombre propio: Canosa, Morracela do Grilo en el lado español otras como la dos Amores o da Boega o Morraceira en el lado Luso y me preguntaba:
Y tras leer ese nombre de isla que evoca a lo dos amores he pensado: Hasta en eso existen fronteras?


El Miño me ha cambiado la costa, la del mar bravío, la del océano inclemente por la costa del río más importante de esta tierra, un suave discurrir que prepara para el final ayer ya intuido.

La ciudad Lusa de Valença era toda una tentación desde el otro lado pero la falta de tiempo y sobre todo la falta de un acceso fácil en bici me ha hecho desistir de una visita que “tocaba hacer”. Tui es la respuesta española como ciudad fronteriza a una ciudad fronteriza que desde mi lado se intuye y ve preciosa.

Valenca queda pendiente.



Cena ayer muy cerca del hotel está la pizzería Vesubio, no estaba mal por 14,60€ ensalada, tagliatelle café y cerveza
Desayuno 1 junto al hotel un poco mas abajo, Bar Felipe, por 2,20 € café y tostadas
Desayuno 2 el bocata de queso y el café con leche hoy han costado un poco más 2,60€
Comida En A Garda, rte Área Grande, en la playa del mismo nombre por 9€ muy bien
Alojamiento En Tui, Hostal San Telmo 25€ la habitación, regular.

Las cosas del viaje.

Preguntamos a un señor, hace muchos años con el que nos cruzamos, en A Guarda por un sitio donde comer, nos miró a los ojos, recibimos una mirada dura que escondía una vida dura, llena de dificultades, mucha vida se veía tras esos ojos. Dudó un momento para a continuación señalar unas puertas cerradas de las que no recuerdo ni el color…

Llamar ahí nos dijo y marchó…

No había letrero, no había nada que no fueran dos puertas pintadas, los que dudamos en esos momentos fuimos nosotros pero terminamos llamando…
No debimos de esperar demasiado… apareció una señora que pregunto que queríamos y le respondimos con un verbo: comer…

Terminó de abrir una puerta y tras ella una cristalera y tras esta una única mesa con varias sillas, ocho, tal vez doce, una única habitación, no había nada más que otra puerta que comunicaba con otra dependencia…

Tras un par de minutos apareció nuevamente con unas servilletas, unos vasos, unos cubiertos y una botella de vino…

Volvió tras un par de minutos con un caldero y cuando lo consideró conveniente volvió nuevamente con pescado, no sabíamos ni preguntamos que era… 

Transcurrió el paso del tiempo y sin avisar, llegó con un postre casero.
Poco mucho más ocurrió allí donde no había café, no había carta de menú, no había precio, no había gente, no había… simplemente no había…

Había algo que en muy pocas ocasiones he encontrado y en menos por desgracia encontraré…

Humanidad.

Aún lo recuerdo… hace más de veinte años.
(Posteriormente alguien me dijo que esa manera de comer es la realmente real y típica de A Guarda y de una parte de Galicia e incluso me dijo el nombre que por desgracia no recuerdo)


y este es el enlace a la ruta

La costa de Galicia, un viaje de otoño.


Etapa 14 Tui - Untes

El día a diferencia de ayer se ha mostrado húmedo, gris, tremendamente otoñal, el mar quedó atrás y los ocres y amarillos de los árboles y la vegetación se han         hecho presentes.


La ruta seguía al Miño y al ferrocarril, y a veces cerca y otras lejos una autopista. Así han ido pasando los Km. a veces cerca del agua, sin verla, a veces parecía que ya quería marcharse definitivamente y en esa pequeña lucha ha ganado el             quedarse puesto que mi primer logro se llamaba Ribadavia, ya en Ourense, que   está a orillas del Miño.

Ribadavía se ha presentado ante mis ojos y me ha dicho: quédate.
"Aquí estoy, piensa que esta parte del recorrido es algo aburrida" 
No le he hecho caso, tal vez por la hora, por la tranquilidad de la carretera y porque en definitiva, me guste o no mi destino final sobre la bici está en Asturias.

Ribadavia es una población histórica y no solo por que fue en su momento capital del Reino de Galicia o porque sus habitantes siguen manteniendo la reivindicación de sus costumbres ancestrales en una fiesta con un nombre singular; la fiesta de la historia… Lo es porque desde siempre ha querido ser influyente en el mundo que   le rodeaba, desde que España lo fue, Ribadavia siempre ha querido ser de alguna manera influyente y en algún caso decisiva. 


Es curioso para este delator del tiempo, revisor del pasado, extraño en su tierra el ver esas circunstancias y sobre todo no juzgarlas.


Podía haber llegado a Ourense, pero no me gusta quedarme en la ciudades y menos atravesarlas cuando la luz comienza a desaparecer. La N.120 era mi compañera, sin tráfico puesto que este va por una autovía, así que he aprovechado uno de  esos hoteles que creció junto a esa carretera cuando esta tenía la vida que ahora  no tiene para quedarme a las puertas de la ciudad que mañana veré.

Las cosas del viaje.

Una diagonal, visualizo una diagonal en esta vuelta sin agua en el horizonte o en la tierra, sin faros, sin olas, sin cabos, sin mar, ya no veré playas rocosas o de limpia arena, ya no veré el efecto de las mareas, ya no me preguntaré si sube o baja o está alta o no la marea.
Adiós costa Gallega, solo espero que esa marca profunda que has dejado en mis  pupilas y en mi ser me acompañe por muchos, muchos meses, solo eso.

Cena ayer En el propio hostal, una cena de menú de 9€
Desayuno 1 Repito lo dicho para la cena, tostadas y café con leche 2,20€
Desayuno 2 En Barcela un Mason junto al super, el consabido bocadillo y el café   con leche a precios de otras latitudes 3,50€
Comida En Quintela en un bar de carretera el San Caetano, de menú 8€ con café.
Alojamiento Hotel das termas en Untes en la entrada de Ourense, 26€ media         pensión, solo regular.


el enlace de la ruta seguida

http://ridewithgps.com/routes/841369


A costa da Galizia, un viaje de otoño.


Etapa 15 Untes - Lugo


Ourense es la provincia sin mar, sin océano pero con río compartido. Es extraña esa sensación de ir mirando a la derecha y solo ver Portugal, la naturaleza no           entiende de fronteras y menos el agua de un río, tal vez por ello las armas de       Ourense debieron de ser otras para salir adelante como con la producción del       vino… ayer ya ví muchas cepas, algunas con uvas (pasas supongo) que creo que eran para producir Ribeiro.



Aún pegado a mi valedor acuoso y por mi N120 he llegado a Ourense que cerca de la frontera se dispone a lado y lado de un río un tanto empresado. Lo poco que he visto de Ourense se ha presentado como esas señoras algo mayores de alta         alcurnia, orgullosas, presente, muy arreglada hasta el último detalle y con ganas   de agradar. 

Ourense quiere seducir.

Tras unos Km por la N 525 la N-540 ha sido a partir de ese momento mi soporte. El disfrute del viaje ha cambiado en su forma de ser entendido a partir de ese           momento y me temo que continuará así hasta que llegue a ese punto coincidente con el inicio del viaje. 

Por esa carretera he visto pasar los Km. mientras el día se iba primero                   encendiendo con viento y luego apagando con lluvia hasta encontrar al final del    día el único alojamiento en muchos Km que salvo los moteles y los desguaces,      nada parece haber desde Taboada hasta Lugo.

Pero empecemos por el principio.

Hoy, como cada mañana miraba el reloj, los pasos perdidos, miraba al mismo       material que me acompaña, he ido, como siempre a recoger a mi compañera, le   he guiñado un ojo a Bob que estaban en un subterraneo y les he dicho en mi         interior: esto se acaba, tal vez mañana será el último día, vamos con el                 posiblemente el penúltimo, y así hemos salido, pensando en un día de transición  en el viaje.

Conforme pedaleaba y las gotas caían sobre nosotros iba mirando un tanto absorto un paisaje gris, húmedo y acompañado de nubes cambiantes, paisajes repetitivos en los que solo la bajada era continuación de la subida.

No se cuanto tiempo ha debido de pasar, iba pendiente de mis pensamientos, de  mis reflexiones, de mi manera de entender lo que hago, tal vez nada es tan            complicado, quizá todo sea como este discurrir del viaje: muchos días para             recorrer una costa, tres días para atravesar sus puntos extremos, así es lo que    muchas veces nos asalta e impide vivir en una felicidad consentida, calculada,       suficiente…



Se que mañana me encontraré con mi coche y comenzará el otro viaje, el que me  llevará a mi otro punto de destino, donde resido, a casi mil km. del fin de mi viaje y  lo he pensado: muchos más son los que ya he recorrido sobre mi montura…

La carretera me acariciaba y regalaba suaves rectas, curvas, arcenes suficientes,   ligeras subidas que a este peleador, ya un tanto curtido por esta tierra apenas le   han inquietado y así he visto pasar aldeas como A Bárrela, poblaciones y caras    que miran y algunas se sorprenden.



Chantada ha sido una población en la que he parado sin prisas, sabía que hoy era de transición, transición que se ha convertido a partir de ahí en subir y subir, más  adelante me he desviado a Taboada otra pequeña población ajena a casi todo.

He pasado muy cerca de donde en el invierno pasado pernocté en una de mis       etapas del Camino, en Ligonde, me he parado un momento en un albergue donde pernocte hace unos años. Mi ruta continuaba siempre en dirección noreste            mientras el tráfico se iba intensificando.



Guntin ha sido un nuevo alto en el camino, bajar para volver a subir. El día se iba   cerrando a mi llegada a Lugo, aquí he completado la sucesión de capitales de      provincias: pasé por A Coruña, pase por Pontevedra y entre ayer y hoy por las       otras dos capitales: Ourense y ahora Lugo.

Lugo tiene algo diferente a muchas ciudades, que se sitúan en está parte de la península, es cuanto menos muy extraño disponer de una muralla romana que mañana veré y es que Lugo fue fundada antes del nacimiento de lo que conocemos como era cristiana, en Lugo he recuperado al Miño al que veo mientras lo cruzo por un puente elevado y el tráfico atosigaba, del Miño me he despedido por última vez.

Cena ayer en el Hotel Ruta das Termas, incluido en el precio de la habitación igual que el desayuno, una lástima que la habitación no estuviera a la altura.
Desayuno 1 tostadas y café con leche y conversación amena con el camarero,       incluido en el precio de la habitación.
Desayuno 2 En el bar O cruce, justo donde se separaba la n540 de la n525
Comida una delicia en Taboada por 17€ menú de día festivo con camarera catalana y cocinero gallego, el tiramisú delicioso.
Alojamiento Hotel Dario 25€ la habitación, recomendable 100%

Las cosas del viaje.

Parecía una exposición de libros colgados de la muralla, pero en realidad estaban en un soporte del cual prendían los libros, aquello era una exposición de la cultura  literaria.
Miraba esa forma de hacer, veía tras esos libros las piedras colocadas más de dos mil años atrás y no sabia que hacer, como actuar, finalmente vi que la estaban        restaurando y pensé : en otra ocasión la veré con algo más de calma y en plenitud.

Mañana será la ocasión. 

Es difícil por muy patrimonio de la humanidad que sea el poder abarcar que significa esa construcción a la que la ciudad ha respetado hasta cierto punto. La recorreré y pensaré como esos miles de hombres que trabajando sobre tablas pudieron hacer esa gran obra, pensaré en lo difícil que es trabajar en unas condiciones penosas y en el tributo de almas que se cobró esa defensa de la ciudad.


La costa de Galizia, un viaje de otoño.


Etapa 16 Lugo - Tapia de Casariego


He tenido la tentación, porque no decirlo, en demasiadas ocasiones la he tenido de llegar a Santiago, he rodeado Santiago, he estado realmente cerca, a tiro de bici, a menos de dos jornadas, la tentación de ir a Santiago… 

Creo que he hecho bien en no ir, a Santiago he de volver de peregrino, por alguno de los Caminos difíciles pero sobre todo solitarios y si es posible, poco conocidos, siempre  es tiempo de ir, ver y ser acogido por la ciudad Santa de la Cristiandad.

Lugo se levanta adormecida en un lunes que no lo es, yo, con las luces del            alumbrado encendidas he ido a buscar…

La lluvia deja fotografiar la muralla romana indecentemente rodeada de tráfico, voy bajando la calle por la acera contraria a la via intentando no molestar hasta que     definitivamente nuestros caminos se han separado.




La salida de la ciudad no es cómoda para el viajero ciclista, pero dejando de lado
 lo malo de cualquier ciudad, he iniciado como siempre la etapa.

Muchos Km oyendo el sonido de Galicia que sabiendo que hoy se acaba me ha     regalado nuevamente un día de otoño, esplendido de lluvia, gris aluminio, verde   de prados inmensos, marrones de otoños que demandan invierno.



Meira es una ciudad que tiene su propio ritmo, Meira se despedía como lo hace      toda Galicia, sin necesidad de mirar al cielo puesto que me iba llevando lo que       debes de esperar en esta parte del mundo, en esta época del año.


La carretera se ha ido entregirando y adaptándose a un terreno desconocido y al    tiempo familiar, tras un alto parecía acabarse todo puesto que Tapia de Casariego, mi destino de hoy está junto al mar y yo no he hecho otra cosa que ir remontando   un bello río, por eso, cabía esperar grandes y prolongadas bajadas, km. de            recorrido sin esfuerzo y eso es lo que he encontrado.



A Pontenova es una hilera de casas que se aferran al paso de la vía por la que       transitaba de la que no quiere saber nada.



Se acababan las hojas, se acaban los mapas mientras seguía el deambular del     perfil que iba cerrándose a mi paso para ir concluyendo mi recorrido.



La llegada a Vegadeo era nuevamente el contacto con la ria del Eo que ví al inicio del viaje, allí me he parado sin más intención que reflexionar sobre la fuerza de los ríos, la naturaleza y el mar, Vegadeo parece sentir Asturias y latir Galicia…



Castropol es el anuncio de mi destino que lentamente aparece por un horizonte gris y oculto.
Tapia de Casariego era, es será el inicio y final de mi viaje de otoño por Galicia, un pueblo realmente bonito y con posibilidades turísticas, pero eso si, en otra época   del año…
Al llegar, el primer pensamiento que se ha asomado a mi mente ha sido el de que  había sido un viaje duro y pensando en el, he concluido que he buscado y              encontrado todo aquello que pretendía encontrar.
Un viaje duro, difícil, en la época del año en la que Galicia es Galicia.
Ha sido un placer compartirlo, mañana volveré en coche y pasados unos días haré, como siempre la despedida al viaje.
Espero secarme antes…
Cena ayer junto al Hotel, un local de comida rápida sin pretensiones
Desayuno 1 Cafe Darío, café con leche y tostadas 2,60€
Desayuno 2 En la carretera antes de Meira, Bar Los Gallegos, café con leche y      bocadillo a precio de mi tierra 3,25€
Comida la suerte se llamaba Bar San Isidro por 9€ menú fantástico, cerveza, agua y café
Alojamiento He ido al de enfrente del primero de los Hostales que está algo mejor que el de ahora enfrente. Hostal puente de los santos 25€, mas aceptable que el H. de la ruta.

Las cosas del viaje.

Hay sequía, nos dijo una señora en un verano en el que creíamos que hacía mal    tiempo, no le dimos importancia, fue en un bar donde fuimos a comer pulpo donde nos lo volvieron a decir, pero no fue hasta el día siguiente que en un supermercado lo volvimos a escuchar y ser conscientes de que en Galicia se espera a la lluvia     cada día del año.
Habían pasado tres días en los que el sol pugnaba con las nubes para abrirse       paso, no era verano pero casi, nosotros éramos además de muy jóvenes, poco     duchos en la climatología Gallega. Nos costó pero lo entendimos, la lluvia forma   parte del paisaje, de la manera de entender el día a día de la vida de estas gentes, si falta la lluvia falta la luz y el respirar.
Es lo que esperan, es lo que he encontrado, es lo que también me llevo en mi        corazón, bendita lluvia, fría y pura agua proveniente del cielo.


La costa de Galicia, un viaje de otoño.

La despedida.


La despedida de este nuevo viaje, en esta ocasión, responde a lo vivido.

Es Galicia un espacio de tiempo, una sucesión de sentimientos, una forma             diferente de entender a la que conozco o considero normal. Galicia es como el    mascaron de proa del barco que enfrenta al mar. El mar que se transforma en        océano al que Galicia y sus gentes parecen temer. Allí, las tempestades                 encuentran su contrario, una pieza de tierra compactada que sigue en perpetua     lucha contra la fuerza del agua, del viento, de las tempestades, allí sopla el viento  imposible que impide que la vegetación se acerque a la costa como si quisiera       verla nítida, sin que nada impida la visión del verde Gallego…

Allá he ido, a la búsqueda…

En busca de cielos imposibles, junto a un mar metálico en el que se refleja hasta la humedad del aire frío...  para ver como las nubes acarician las montañas y como   dejan pausadamente el fruto de agua recogido miles de Km. lejos de allí como si   fuera un presente, un regalo para estas tierras.

He ido a buscar, en cada viaje buscas, busco, se buscan muchas cosas, muchas   de ellas indeterminadas, incólumes, intangibles, otras son como esos árboles       enormes, que miran y también buscan: buscan el cielo. Esos árboles a los que     miras desde muy abajo, que cuando los escudriñas con la mirada a veces te dejan ver más de lo que normalmente ves, que te envían mensajes, que acompasados   por el viento bailan ante ti, te lanzan lo que parece ser que les sobra. Pero no, en  realidad eso forma parte de su sistema de comunicación, te dicen, te suplican:       abrázame, y tu, programado para pasar por la vida sin ver esas cosas eres            incapaz de entender, de encontrar, de dar…

Buscas y no encuentras todo lo que sucede junto a ti, frente a ti, no ves.

He buscado esos faros que sobre los acantilados eternamente castigados no          tienen descanso ni lo tendrán, construcciones ancladas en lo inhóspito, dejadas de la mano de dios, el mismo que salva y condena vidas, ellos, los faros, empeñados solo en salvarlas del peligro de los acantilados que son presa de la naturaleza en  una lucha sin final. Los faros, notarios y testigos de la lucha sin cuartel de la tierra  contra el mar, la lluvia, la niebla...

Los viajes que tienen un principio y final terminan por acabar. Siempre terminan por acabar y con ellos la ilusión se apaga como la luz de una cerilla que antes de         apagarse es capaz de ofrecerte ese último resplandor previo a la oscuridad.

He vivido esa sensación de oscuridad al volver a la normalidad en el día de la        vuelta. La oscuridad, se apoderará de mi vida nuevamente, sin remisión, venía      persiguiéndome tras el coche, cada vez más cerca conforme me acercaba a         Cataluña. Aquí ha sido donde me ha atrapado, el recuerdo me ha permitido revivir días de luminosidad, de explosión continua, de, en definitiva, poder seguir              haciéndolo: disfrutar viajando.

La despedida este año, como en otras ocasiones, también viene acompañada de  un video que resume algo de lo explicado, de lo vivido, de lo que ha sido el viaje.  

 Un viaje grandioso y emotivo.


(009 Sound System - Born to be Wasted (Bluesolar Chill Mix) HD)


Sabéis?, yo los he visto, el cielo era otro pero ellos no.

Los faros eran ellos... Los  bosques, los arboles, eran ellos.... El agua, las olas       eran ellas...   Las nubes, las piedras... eran ellas.

Un honor, un orgullo el ayudar, compartir, hacer las cosas por nada.
De no dejar de dar para que nada se pierda.

La pasión…

La pasión cogida nuevamente, queriéndose escapar, queriendo ocupar en mi corazón cada vez más espacio y a fe mía que lo logra…

La pasión es viajar.


Pero...

No quiero despedir el viaje sin la mención a otro forero de Rodadas: Ojolince que me regaló esto:
              Ya no lloro..., 
y no obstante, agobiado 
afligido mi espíritu, apenas
de su cárcel estrecha y sombría
osa dejar las tinieblas
para bañarse en las ondas
de luz que el espacio llenan.


en las orillas del Sar de Rosalía de Castro