miércoles, 18 de julio de 2018

Viladecans Villalengua Viladecans un viaje insospechado.

Viladecans Villalengua Viladecans.


Después de un año en dique seco podía volver a hacerlo....

un pequeño viaje
con la bici que tenía en ese momento
sin preparación
sin tiempo
pero con muchas ganas y ansiedad de llevarlo a cabo.


Viladecans Villalengua Viladecans


Este fue el desarrollo del viaje y lo que escribí en el:


Presentación

La ida


Etapa 1. Viladecans-mas allá de Tarrega-13 agosto 2018


Etapa 2. Mollerusa-Caspe- 14 agosto 2018


Etapa 3. Caspe-Cariñena 15 agosto 2018


Etapa 4. Cariñena-Villalengua 16 agosto 2018


-----------------------------------------------------------

La vuelta

Etapa 5. Villalengua-Calamocha 18 agosto 2018


Etapa 6. Calamocha-Calanda 19 agosto 2018


Etapa 7. Calanda-Reus 20 agosto 2018


Etapa 8. Reus-Viladecans con trampa? 21 agosto 2018


Despedida.


Viladecans-Villalengua-Viladecans

Un viaje insospechado


Presentación


En la vida, como en los viajes, cada día es diferente a cualquier otro transcurrido.

Si, hay cosas que son iguales pero nunca exactamente iguales.

Si en el verano del 2017 no pude viajar y pensaba que se habían acabado los viajes con la bicicleta este 2018 un viaje inesperado e insospechado en su esencia aparecía en mi vida.

Lo que llamé en su momento la operación Viladecans, iniciada en noviembre de 2016 con la puesta en venta del piso donde vivía en Sant Pere de Ribes, tenía su continuación durante todo el 2017 amenazaba con prolongarse durante todo el 2018 y no veía en esos momentos cuando se iba a terminar. Ello significaba que para empezar... mientras durase esa operación las posibilidades de un nuevo viaje eran… ninguna y cuando terminase no había nada que indicara que podría hacer lo que hasta ese año había hecho

Bien al contrario...

Pero…

La operación Viladecans, no era ni fue otra cosa que un nuevo giro, en este caso brutal y radical, en mi vida. Mediante ese giro, las grandes e importantes cosas de la vida aparecían nuevamente en mi presente.

La operación Viladecans debía de concluir cuando se asentaran los nuevos pilares de mi existencia… algo simple de decir y muy complejo a la vez de ver, de vivir y de asumir a mi edad. Y en ello estoy hoy cuando escribo estas líneas.

Hablaba entonces, para definirla, empleando una metáfora:

Escribe en un papel, las cosas que consideras más importantes de la vida, haz dos columnas, en una pon lo bueno, en la otra pon lo malo. Dentro de esas columnas está probablemente lo que para mí se llama la operación Viladecans.

Sucedió hasta la realización de este viaje casi todo lo bueno y también parte de lo malo que tenía en mente que iba a suceder e incluso algo que no estaba para nada previsto también sucedió y de esa forma también quedó algo de lo previsto, bueno y malo, que no llegaba a suceder aún...

Lo que queda pendiente estaba en el lado de la columna de lo malo y algo muy pequeño en el lado de lo bueno y en todo eso también estoy mientras escribo estas líneas.

La perdida de las personas siempre la vivimos como algo negativo, aquella persona en el año 2017 se debatía entre la vida y la muerte y en tres ocasiones la vida salió vencedora cuando la muerte se apartó momentáneamente de su y de nuestras vidas seguía luchando sin cuartel.

“La muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja”.

La frase, siempre presente en estos años, iba apareciendo en mi mente de forma regular y yo se que cada vez el margen era y sobre todo es más y más estrecho.

Cuando escribo esta presentación, a diferencia del verano pasado, soy yo quien, ahora pesimista, la ve más cerca y la temo.

En realidad la persona que se ha debatido en alguna ocasión con la muerte ya se marchó quedando con nosotros su cuerpo al que vemos como parte de lo que fue la persona, es lo que tiene una de esas enfermedades demoledoras que destruye lo que nos hace sobre todo eso; personas -la mente-.

Cuando la mente desaparece solo queda el cuerpo y esa condena no es de dios o del hombre, esa condena es la de la enfermedad. Una enfermedad que acabando con la mente acaba con lo esencial de la persona y por lo tanto de su vida.

Te vi aparecer cubierta de noche

como la luz escapa,

sencillamente entre dos pechos con fuerza.

Dentro del invierno salió tu voz

de azúcar apretado,

la luna sin destino de tu tos verdadera

como un viento que fuera despedida,

como ardiendo, como sonámbula,

como una ceniza a tientas, como un alma de espejos

que has visto volar

hasta quemarse abiertos.

(Antonio Lucas)

-Dedicado a mi madre que sigue luchando.-

Si, era un frio mes de marzo y yo tenia mucha prisa en aparecer en este mundo...

así que sin esperar mas allá de lo necesario (la llegada de la comadrona) vi la luz en aquella cama donde fui engendrado y la vi...

cubierta de noche.

Y mientras todo eso sucedía también en la columna del lado bueno apareció en mi vida este viaje, un viaje diferente a la búsqueda de dos personas que formaban parte de esa operación que a pesar del tiempo transcurrido se negaba a finalizar…

Villalengua es un pequeño pueblo de la provincia de Zaragoza, situado casi en los setecientos metros de altitud que espera a un viajero que intentará una gesta tan simple como disparatada.

Un ciclista, bregado en viajes, que en esta ocasión hará uno singular. El, que siempre estaba preparado para la realización de los viajes, en esta ocasión apenas se ha podido preparar, apenas ha tocado la bicicleta en los últimos meses, tan solo en contadas ocasiones en el último mes la ha podido tocar. Ese viajero, cuando se ha presentado la oportunidad, ha ido a la búsqueda de slow que dormita en los sueños desde el mes de Julio del año pasado y no existe desde principios de febrero y lo ha hecho para comprobar que apenas queda nada de el y de lo que fue, la bici que fue preparada en su momento para un ambicioso viaje por Andalucía es un criadero de polvo y el remolque tiene algo más que oxido en su chasis.

Pepe, cuando decidió escribir esta presentación se preguntaba: Esto que vas a hacer no es una locura?

Pepe huyó de la respuesta, en realidad no era ni ha sido la única vez que acometía algo así, tan solo la diferencia es que era mucho tiempo en dique seco... pero... algo en su interior se mueve y se llama deseo, el deseo de viajar. Le han dado la oportunidad, mira a su alrededor, no ve kilómetros que pasan bajo sus ruedas, bien al contrario, no tiene la practica sobre la bici, ha desaparecido la masa muscular, no está acostumbrado a estar horas sobre el sillín, tan solo le queda algo de todo aquello… y no lo conoce; eso será lo que descubra, también tiene intacta lo que hoy no tiene su madre: su mente y su deseo que se despereza y desespera en su ser y que hace estragos en su interior y recuerda…

Recuerda la pasión

La de viajar y la de su acompañante, hoy inseparable, la pasión de vivir.

La belleza.

La belleza está en las cosas pequeñas, en los gestos, en esas imágenes en las que la naturaleza se muestra pura, libre, sensual. La belleza está en nosotros y con nosotros. Forma parte de la vida, es la vida.



Memo Pro - Feel (Original Mix) [ Video Edit ]


Pero porque un video si en realidad hay mucha ilusión en mi ser... y no dos?




Oleg Byonic - Light Up The Sky


Etapa 1.- Viladecans-mas allá de Tárrega

13 de agosto 2018


Recuerdo el mes de abril de este año. El caso es que desde hace casi treinta años en ese mes sucede en mi vida un hecho relevante que se produce exactamente el día 23 de ese mes.

El día 23 de Abril en Cataluña es el día del libro y la rosa aunque para mi es el de los besos…

Que recibo y doy mientras regalo rosas….

Pero eso, el acto de regalar de dar rosas y de recibir besos, creerme, es un tanto anecdótico, lo relevante para mi está en el libro en el que mis compañeras de trabajo, año tras año, escriben de su puño y letra una reseña que entra a formar parte de mi vida….

Las cosas pequeñas.

Tengo una colección de libros y reseñas que son un tesoro, que forman parte de mi vida y de la belleza de la vida.

Dentro de unos años, muy pocos, dejaré de dar y de recibir y de poder leer en un libro unas reseñas que son un tesoro...

o quizás no lo dejaré de hacer….

La mañana tenía ese punto de regusto extraño.

Ayer apenas pude hacer nada más que terminar de preparar los detalles de un viaje para el que no estoy preparado, que importa, vengo repitiéndome durante meses en los que me oculto a mi mismo una verdad incontestable:

El riesgo es muy alto: no estoy preparado para afrontar este viaje.

En el invierno del año 2007 sucedió algo parecido a lo de ahora pero en el verano de aquel año viaje con la que era mi mujer y en el año anterior también lo había hecho y cogía regularmente la bici pero en este último año eso no ha sucedido y soy diez años más mayor.


Salgo junto a un parque, junto a una riera, junto a una autopista, junto a una linea de ferrocarril… con la idea clara de avanzar lo máximo y más rápido posible -y sabiendo que voy a hacer trampas como la que hice en aquel 2007- para intentar lo imposible: pasar más allá de lo que es una primera meta que siempre he alcanzado: Tarrega.

Los campos de Viladecans ya están inundándose por la luz y el calor de un verano maduro. Hoy es uno de esos días en el que la suerte la necesito más que nunca y tengo un justo temor de que no esté conmigo.


Paralelo al mar entre dos carreteras, que poco a poco veo llenarse de coches, avanzo hasta el rio Llobregat y elijo… 

La estación de Sant Boi es mi primer destino, allí hay una línea de los ferrocarriles catalanes, pero no veo claro el acceso por lo que voy hasta la siguiente... 

Subo al ferrocarril que me lleva hasta Igualada y sé que no puedo hacer lo que estoy haciendo y menos a esta hora de la mañana… cierro los ojos, ni me quito las gafas de sol, me enroco en mi ser, no miro, no hablo, no escucho, no me muevo, tan solo estoy quieto mientras pasan los km en un vagón donde la gente me mira, alguno con mala cara o eso me parece, porque con la bici y el remolque ocupo una zona que está reservada para personas con dificultades de movilidad y no es apta para lo que yo la uso.



El ambiente a partir de Martorell parece más distendido y empiezo a pensar que lo peor ya ha pasado…


Igualada me acoge en la mañana hecha, busco donde desayunar mientras repaso lo que me espera y conozco:

-una suerte de subida en la que sufrir para encarar una bajada que me dará un respiro en este día de calor agostero-.

Encuentro el Cami de Sant Jaume que a su paso por Igualada dirige mi ruta. A la salida de la población, junto a una rotonda, me espera un paseo que recuerdo bien. Junto a unas piscinas, desde donde una señora me saluda al grito de "peregrino!!!" me encuentro con una deseada N-IIa que está semivacía gracias a la autovía A-2 que soporta el tráfico, de esta solo me llega algún mensaje de ruido de motor que parece desvanecerse en el aire.

El andadero, transformado en carril bici, se sucede por kilómetros mientras voy subiendo con tranquilidad intentando calmar mi ansiedad al ritmo de mi cansancio.

Y allí están: tras Vilanova del Cami, las columnas que soportan el puente de la autovía. Esas columnas me retrotraen a un pasado lluvioso de aquel invierno del 2007 y marcan el punto en el que la subida a la Panadella es penosa y sufrida. Las columnas en esta ocasión me han enseñado su alma de acero y yo mientras las miraba pensaba en el significado de las cosas.



Alcanzado el alto, tras empujar la bici en algún tramo,  ha hecho que me diera una alegría en forma de pasta de coco para lanzarme por la bajada que en esta ocasión era más que agradecida y es que el calor unido al esfuerzo seguían pasando una bonita factura sobre mi cuerpo que no termina de creerse lo que le pasa y desconoce lo que le espera.

En Sant Antoli busco el bar de l’amistad donde voy a comer pero es lunes y no es posible puesto qu está cerrado. Tras un descanso continúo pasando por la siempre sorprendente visión de San Pere dels Arquells con sus aviones aparcados allí, en un jardín.


Cervera aparece al fondo donde se bien que me espera una subida que intento esquivar en la medida de lo posible para enfilar una siempre agradecida Tarrega

Gracias a LLuis y la enseñanza de sus caminos por la Segarra juego con el Ondarra que a veces parece llevar bastante agua y otras parece esconderse bajo la vegetación. Tarrega es mi punto de avituallamiento por lo que me detengo a comer un menú en la parte amansada de la N-II a su paso por la población. Tras ese descanso solo una idea: avanzar con tal de asegurar el trayecto de los próximos días y sobre todo el de la llegada a mi destino en la fecha prevista.


Huyo de Bellpuig mi previsión era la de acercarme por Vilanova a una población bella, algo desconocida e increíble que conocí en una quedada de amigos de las dos ruedas hace años: Arbeca, pero mi destino de hoy, por razones económicas, está localizado mas al oeste pasado Golmes; Mollerusa.

Y aquí estoy, en el Hostal Can Jaume apalizado el primer día.

La ruta


Os he dicho que he hecho trampa? efectivamente, para los que quieran tienen la ruta prevista... pero si como yo no has cogido la bici en más de un año, tienes prisa o te apreta la edad... por menos de 8€ la linea R-6 te planta lejos de esos polígonos industriales y te permite avanzar para asegurar tu destino. El precio es no poder disfrutar del rio, del paso por el pont del diable y de las vistas de Montserrat...

La variante en Cervera


Las fotos



Etapa 2.- Mollerusa-Caspe

14 de agosto de 2018


En la mañana temprana mi cuerpo me lo ha dicho: me ha recordado alguna de aquellas etapas de los largos viajes del pasado. En aquellos viajes había un día en el que el cuerpo te decía con su manera de hablar -estoy cansado, te mando dolor y te mando señales evidentes de que no estás preparado o de que ya no estás ni remotamente cercano a como estabas en los primeros días del viaje-.



Tras desayunar, junto a una plaza en obras, he mirado la bici y al remolque, les he preguntado que podría evitar en cuanto al peso que arrastro y no he encontrado respuesta, así que tras un pequeño ejercicio de estiramiento que normalmente nunca hago… he montado sobre mi bici a la que ni tan solo le puse, en su día, nombre.

Tal vez este sea un buen momento como otro: La llamaré Lautin.

He pensado: tengo que tener muy presente aquella máxima que a veces he explicado y aconsejado: 

la del mínimo esfuerzo y a ello me he aplicado cuando así lo tenia presente.

Arbeca me sale al paso, intento entender el mensaje que me manda bajo la sombra de un parasol. Mientras los pájaros hacen sus rituales un ciclista escucha ensimismado en su mundo mientras degusta un café con leche y un bocadillo, esa persona mira el reloj, mira su entorno e intenta entender que ya forma parte de ese paisaje, que la vida que conoce como normal ha quedado atrás, que él es igual a esas piedras que impertérritas están ahí y permanecerán ahí cuando se marche.



La vida es eso, tranquilidad en el mundo, respeto por lo que nos rodea, nada es importante salvo vivirla.


Para mi hoy era un día especial. Siempre que voy a la búsqueda del río de ríos, el Ebro este año magnifico, es un día especial y hoy el río me estaba esperando en una mañana igualmente magnifica y calurosa, el rio suave en apariencia esconde en su interior una fuerza brutal, la de la naturaleza escondida bajo una superficie bastante plana.

Pero para llegar a el que mejor compañía que la de otro río igualmente esplendido: el Segre al que me he pegado y disfrutado de su compañía, más adelante, tras pasar Aitona el bálsamo de agua se ha acrecentado con la aparición de otro gran río, el mayor afluente de mi admirado Ebro: El Cinca.



Curiosamente aún no entiendo porque el tramo ya unido adopta el nombre del Segre... algo para averiguar.

He incumplido, al igual que ayer, el recorrido previsto y he apostado por ir por el lado sur del Segre con tal de acercarme a esa unión de aguas que en mi mapa está bautizada como Aiguabarreig Segre-Cinca para hacer unas fotos de esa unión de dos colores: oscuro el Segre, terroso el Cinca.


En la aldea de la La Granja de Escarpe no he podido comer.

Así que he seguido ruta mirando al agua... 

Allí me he dado cuenta de que no sabes, como me pasó con el Matarraña, si lo que ves es agua del Ebro o de esa unión ficticia de ríos que discurren juntos unos centenares de metros para fundirse con su receptor y gran aliado pero el caso es que allí estaba… ante un paisaje inmenso y bello con un castillo que lo preside..



Mequinenza deja paso al llamado “pueblo antiguo de Mequinenza” un conjunto que se ve en los mapas como algo fantasmagórico…

Y que hay allí?

Poco más que alguna ruina y alguna trama de calles inexistentes.



Al pie de la presa he realizado otra parada y la reflexión sobre la barbaridad de agua que debe de haber tras ella… y así, con esa reflexión he continuado mi camino ya en subida.


La nacional 211 siendo una carretera se ha comportado como lo que no es y lo ha hecho ofreciendo vistas impresionantes sobre parte de esa agua embalsada que embelesado podía, ahora sí, apreciar en su verdadera magnitud. La carretera sin tráfico, solitaria y tranquila parecía quererme cuidar pero... un accidente explicaba que el poco transito no está carente de peligro y por otro lado la carretera se ha ido convirtiendo en imposible en un encadenamiento de puertos endiablado.

Las imágenes del agua inundaban mis ojos una y otra vez. Hay un silencio en el ambiente que esconde vida y el viento acaricia mis partes expuestas al sol que ahora se ven acariciadas por el aire que intenta ayudar, apoyar guarecer de un sol implacable.


Lentamente el recorrido a veces cerca y otras no tanto del rio ha finalizado en una población que respira Aragón: Caspe.



La ruta




Las fotos



Etapa 3.- Caspe-Cariñena.

15 de agosto de 2018


A veces en las crónicas de los viajes hablaba de etapas de agua ayer, para mí, fue una de ellas. Tras el secano de La Segarra, llegas a las cercanías de la ciudad de Lleida y recorres un río que se junta con otro que te acompaña hasta el final del camino.

Siempre me ha gustado fijarme y hablar de las contradicciones: las que encuentro en el recorrido, en mi vida, en todo aquello que me asalta, una de ellas es lo que sucedió ayer, el agua rodeada de la tierra, contenida por ella pero siempre presente, capaz de hacerte pequeño.


El gran río, omnipresente en las vidas de las gentes es y ha sido capaz de condicionar su pasado, su presente y lo hará en su futuro.


La etapa de agua de ayer daba nuevamente, en un giro radical, paso a la de hoy donde la reciente historia de este país se iba a hacer presente y convertiría la de ayer en algo muy diferente pero no menos importante.

Ayer miraba los mapas y un pueblo saltaba al encuentro de mis ojos: Belchite.

Belchite fue en otro viaje un vértice sobre el que pivotaba aquel recorrido subía desde el sur hasta Belchite y allí giraba en dirección a Cataluña.

Ayer recordaba la presentación de este viaje en la que hablaba de mis tesoros decorados, esos libros que contenían pequeños escritos de mis compañeras de trabajo.

Ayer recordé uno de esos tesoros. Se trata de un libro muy pequeño y condensado.

He buscado en la wikipedía algo sobre aquel libro y he extraído esta frase que hoy y en este viaje quiero recordar:

"Los que estuvimos en campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias, para decidir su propio camino."

El hombre es capaz de construir las cámaras de gas y crematorios de seres humanos pero también lo es de entrar en esas mismas salas rezando.

El agua presente en los inicios del día de hoy me ha acompañado unas horas pero a pesar de la belleza de alguno de los paisajes que iba encontrando mi mente estaba en ese pueblo que fue frente en aquella fatídica guerra... 

En algunas ocasiones estaba en manos de uno de los bandos, en otras en las del contrario pero poco importaba eso cuando era destruido por ambos.

Una torre, de una iglesia parcialmente destruida emerge en el llano. Es una imagen un tanto atrofiada por la presencia de esos molinos blancos que empañan el paisaje y alguna línea de alta tensión….


He comido en Belchite y no solo un calor aplastante era mi compañía… también un viento suave que me ha ayudado a superar alguna tachuela que otra.


Tras la comida... en marcha. No sabía lo cerca que estaba Belchite del pueblo en el que nació uno de los genios españoles: Fuendetodos y tampoco imaginaba que tal vez aquella acuarela bautizada por la frase “el sueño de la razón produce monstruos” que utilizó un cantautor, y pintor igualmente, en una de sus canciones, tendría tanto sentido en mi transito en el día de hoy… y es que el silencio y el pasado de lo que en Belchite ocurrió invita a reflexionar también sobre todo ello.

A mi mente le ha venido una idea que no era otra que si el viaje tuviera otro fin u objetivo todo lo vivido en el día de hoy me pasaría una factura emocional.

Fuendetodos tiene unas decoraciones especiales. Parece que allí hay una estela de artistas que intentan compaginar arte con vida


Y al finalizar el día tras encarar innumerables toboganes… Cariñera.

Cariñena, famosa por mil cosas, es hoy el refugio de un pedaleador que hoy cree estar mucho más viejo de lo que, y eso lo sabe, simplemente lo está y ello es solo una sensación puesto que tiene muy claro que demasiado quiere hacer en su situación.

Ay la ambición!!!!

La ruta


Las fotos



Etapa 4 Cariñena-Villalengua.

16 de agosto de 2018


El dolor me hacía sonreír y discernir no ya sobre la locura en la que en su momento me embarque sino sobre algo que en su momento me hizo desistir de la práctica de otro deporte que practicaba en mi juventud:

La mente llegaba, el cuerpo no; resultado de todo ello es que la mente se preguntaba cómo era posible que el cuerpo hubiese recibido un palazo o un bolazo… Así que cuando descubrí que esos golpes eran debidos a la falta de reflejos de mi cuerpo a pesar de lo ágil que era, todavía, mi mente tomó la decisión de dejar aquel deporte. Ese acto no fue otra cosa que el reconocimiento de mi limitación.

No sé si estoy en el final de este deporte o tan solo en el sufrimiento de no llegar ante la falta de actividad pasada, lo que es evidente es que no llego a donde me gustaría llegar y eso hoy ha sido una evidencia.

Hace años pase cerca de mi destino de hoy en otro viaje, en aquel momento la duda me hizo dudar.

Mi destino, hoy, estaba en otra carretera paralela a la que seguí en aquel viaje. En aquella ruta me esperaba aquel castillo, aquel pueblo a la falda del Moncayo, aquel recorrido por tierra en aquella carretera y la Almunia, algo más cercana a la ciudad de Zaragoza que su alternativa, la de hoy: Calatayud



Pero hoy… hoy es un día muy especial, el recorrido, el destino… todo lo es.

Nada tiene parangón alguno con lo de hoy porque al final del camino de hoy una personita está esperándome, bueno, en realidad son dos: esa personita y su madre.

El en realidad no sabe, no entiende, tan solo aparecen en su vida imágenes que asocia cada día un poco más con su vivir día a día, hace poco que llegó a ese pueblo al que me he acercado, y tan solo puede hacer lo que hace una personita con apenas seis meses de vida.

Y ahí iba yo esta mañana: a su búsqueda.

Cariñena, un pueblo radial, generado como tantos otros a partir de un enclave más antiguo me da los buenos días al tiempo que me despide con una sonrisa y un guiño picarón de ojo, el sabe que no he pasado anteriormente por el por cosas del destino y no por nada que tenga que ver con los avatares de la vida pero le da igual.

Suerte viajero, tienes algo importante que hacer… me ha susurrado.

Tenía dos opciones, dos recorridos posibles, la construcción de la autovía ha hecho que no sea fácil la unión entre algunos pueblos en esta parte de la península y de ahí que tuviera preparado un doble recorrido, uno por la Almunia de Doña Godina que es el que finalmente he escogido y otro por un montañon.

Decido jugármela y pelearme con la autovía con tal de intentar ganar en el sorteo… el premio: llegar antes.

El otro más largo y con más desnivel que sortea los pueblos de Codos, Miedes de Aragón y Belmonte de Gracián.

Mientras pedaleo camino de La Almunia pienso en algunas cosas que me han sucedido en estos años de viajes y me doy cuenta de que soy incapaz de abarcarlas, me alegro de haber escrito tanto como lo he hecho, de dejar referencias, pasos, sensaciones e ideas, siempre volveré o podre volver a ellas.


Hoy hace calor y la noche me ha dejado un poso de quietud extraño, la mañana silenciosa continuaba prolongándose por horas y a mi mente también le ha llegado el recuerdo de una etapa lluviosa en la que deambulaba por Galicia. Era invierno y festivo… no encontré a nadie, en horas por aquella carretera, me encontré tan solo con la lluvia que me hacía compañía y entretenía con el crepitar de las gotas que caían sobre mi chaqueta, yo acompasaba el pedaleo al sonido de esas gotas que parecían acompañar en el tiempo y la distancia al viajero... 
Por momentos el pequeño ruido era más lento para, en ocasiones, parecer esprintar sobre mi chaqueta impermeable por la que discurrían las gotas hasta perderse en un pliegue y precipitarse al asfalto donde ya no tenían ni podían tener contacto con nada cercano a mí. Era un juego agradable en un día totalmente diferente y opuesto al de hoy.


El Grio, sin la vida que yo esperaba en un río de su importancia me debía de acompañar en lo que era una apuesta por alcanzar tiempo y distancia. Lo intento remontar pero la primera sorpresa del día es que me encuentro con una pared... se trata de una presa en construcción por lo que debo de dar media vuelta...

Veo a unos ciclistas que se meten por una carretera en obras y pienso que tal vez sea una alternativa... si bien está cerrada para los coches...

No importa, me digo, es una posible solución... veo diferentes cortes en la carretera que coinciden con pasos de caminos y me los voy saltando pensando en lo peor... la carretera es en realidad la N-IIa que me acompañará durante una parte de mi recorrido camino de El Frasno y con una siempre presente autovía que a veces esta a mi derecha y otras a mi izquierda. Sufro y disfruto ante lo que se presenta con la siempre posibilidad en mi mente de tener que desandar el camino.

Los tres ciclistas vuelven señalándome que está cortada la carretera y me planteo el que hacer... Más adelante veo desde el lado contrario la presa y las obras que se realizan... están lejos, pienso que tal vez pueda continuar y me animo...

Otro ciclista con una bici de btt me indica que mas adelante está barrado el paso porque hay un puente sobre el río y no quieren que se cruce... pero... que si lo hago podre conectar con la NIIa y que posiblemente lograré llegar a Calatayud.

Así que recordando viejos tiempos en Andalucía desmonto el remolque y me aplico a saltar lo que haga falta y cruzar un paraje bello que está en plena transformación.


Al otro lado me espera una nueva sorpresa pero en esta ocasión coincide mi previsión con el camino... 
Si, la antiquísima N-II, la primera que se hizo, que hoy es un camino y otro ciclista me confirma que por allí llegaré al Frasno.

No obstante avanzo con la incerteza de si podré alcanzar Calatayud. Son algo más de treinta quilómetros en los que el camino juega con la autovía, a veces estoy bajo ella, otras el camino me lleva a estar sobre los carriles que se esconden bajo unos túneles mientras yo veo vistas que desde esos coches nunca podrán ver.

Por fin tras El Frasno… la seguridad de alcanzar Calatayud se presenta ante mis ojos puesto que aparece nuevamente lo que queda de esa nacional IIa bajo mis ruedas y en suave bajada veo a lo lejos la ciudad que persigo.

Pero las sorpresas no se habían acabado porque tras una población vuelve a desaparecer haciéndome buscar alternativas por más caminos para por fin salir a la carretera que hace de salida de la autovía.

Calatayud, junto al Jalón es la puerta de Villalengua. Desde aquí se construye una vía verde, aún por finalizar, que pretende unir la población con Soria, y Soria con Santander… un objetivo complejo y ambicioso pero de ser cierto sería una vía verde muy de agradecer puesto que ello significaría que con la unión de varios caminos naturales y vías verdes podríamos ir del mediterráneo al cantábrico siguiendo la línea del ferrocarril en desuso.



Ya en Cervera de la Cañada he dejado la nacional que iba realizando para encarar por una carretera de vino hasta Villalengua donde la alegría estalla en mi mente. El cielo no me lo quería poner fácil y a mis oídos llegaban los truenos de una tormenta por lo que he debido hacer un esprint que me ha dejado sin aliento con tal de no mojarme.


Con un giño, tras quitarme el casco, encuentro lo que tan solo eso merece tanto esfuerzo: una sonrisa.

Creerme, esa sonrisa y ese cambio en el gesto de esa personita merecen esos más de cuatrocientos km que acababa de realizar y que volveré a hacer de vuelta.

Si bien el recorrido de la vuelta no será igual que el de la ida.

esta podría haber sido la ruta realizada, sería una de las opciones


La base que sirvió para hacer la ruta de hoy


intentaré reflejar lo mejor posible el recorrido realizado.


las fotos



Etapa 5 Villalengua-Calamocha

18 de agosto de 2018


La vuelta. 

Ahora se que en esta ocasión lo mejor que pude hacer fue un día de descanso. Mi cuerpo me lo agradeció al darle tiempo a seguir generando las condiciones físicas que me permitirían afrontar una vuelta más exigente no en perfil pero si en el recorrido diario.

Es de noche y los nervios gastan esa mala pasada que a veces te llega a suceder: 

Quieres irte pero no quieres molestar, en realidad quieres un imposible pero es la hora y el momento llega. Tras una puerta espera el equipaje, la bici y el remolque, tan solo faltaba el ciclista que con cuidado dice adiós, baja unas escaleras intentando hacer el menor ruido posible para ello las zapatillas con esos artilugios metálicos que están anclados en sus zapatillas, se llaman calas y sirven para algo más que resbalar o hacer ruido en la mañana tranquila esperan junto al remolque.

Un beso, un ten cuidado, un adiós despide la mañana inusualmente fría mientras se apaga el alumbrado publico de Villalengua.


Vuelvo la vista atrás tras dejarme caer en la primera de las bajadas que acompaña mi jornada. Busco Ateca donde desayuno con tranquilidad. Esta primera etapa de la vuelta ha sido tranquila en cuanto a que discurriendo como discurre a una relativa altitud no tiene grandes sobresaltos.

El calor endulza el ambiente. Frente a mí se alza algún remolino que invita al verano seco y limpio del secarral, la lenta subida desde el Jalon hace que la mañana este en plenitud eliminando ese atisbo de mañana fría primeriza, durante toda la mañana he ido lentamente subiendo hasta situarme en ese otro altiplano donde parece ser fácil el construir, en cualquier lugar, un aeropuerto.

Para llegar a ese altiplano remonto un magnifico río Piedra que parece acabarse en el embalse de la Tranquera, allá muy cerca de Nuevalos donde veo anunciado entre otras cosas el Monasterio que toma el nombre del río.



La vista de ese espacio tremendo aparece junto a la población de Cubel que te lanza suavemente a la búsqueda de un espacio húmedo del que todos hemos oído hablar, que está de moda por unas aves, las grullas de Gallocanta.


La laguna de Gallocanta se protege con un barro que la rodea. Es su manera de advertirte sobre el peligro que entraña acercarte al agua sin la debida protección…. 
Quedarías a merced del paso del tiempo atrapado por algo similar a lo que conocemos como arenas movedizas y me viene a la mente aquellas escenas como quedaban los protagonistas de aquella película: en busca del fuego.


A la altura de la población que veo al otro lado del agua, repito recorrido de otro viaje en sentido contrario al que en aquel momento realice.


Y recuerdo mientras inicio una bajada suave pero muy agradecida… aquello que aconsejaba hace años: levántate sobre el sillín, descansa el trasero, cambia de posición, deja secar esas partes a las que no da directa y continuamente el viento que produces al avanzar.

Volvía al recuerdo de Villalengua, pensaba en esa personita, en esos valores que a veces hay que verlos desde una perspectiva diferente a la usual, me refiero a que en ocasiones pensamos en el futuro de forma diferente a como podemos llegar a pensar, a veces pensamos en el destino como algo que nos depara la vida y no pensamos en que tal vez es la vida la que espera algo de nosotros en nuestro futuro, en que somos lo que en su transcurso decidimos ser, decidimos continuamente sobre cualquier cosa y es de esa manera como llegamos a ser lo que somos.

Alto es este altiplano por el que transito y el pequeño mundo que me rodea. La bici no da señales de fatiga más allá de seguir arrastrando su pesada carga y el remolque sigue mandando señales positivas sobre lo que hacemos.

Slow intenta estar a la altura y recuerda mil y una batallas en las que ha participado haciéndose lo grande que puede ser.


Tras el altiplano una bajada que tiene su prolongación en otra que me sitúa en mi destino.

Calamocha en fiestas parece un lugar acogedor, que tiene lo que espero ver cuando acabo mis etapas: un pueblo con historia, con actividad, que me permita ahondar en lo desconocido, que despierte mi curiosidad.

La ruta


Las fotos




Etapa 6 Calamocha-Calanda

19 de agosto de 2018


Calamocha, cerrada en fiestas no me lo ha puesto fácil. Apenas un café con leche y dos pastas han sido mi desayuno, con tan corta energía marchaba temprano y pasando algo de frío mientras veía recogerse a algunos jovenes que parecían tener bastante castigo en sus cuerpos....


Una carretera comarcal hoy era mi soporte, es curioso deambular cerca de naturaleza rodeado de coches aunque, eso, normalmente lo veamos al revés.

Cuando navegas con la bici el tiempo es otro, las prisas, los compromisos, tu relación con el móvil, incluso con las personas con las que coincides… todo es diferente y en ello pensaba esta mañana:



Todo es naturaleza y solo esa línea negra por la que pasan de vez en cuando algunos vehículos desentona de la realidad…

En ello estaba cuando ha aparecido la primera parada en forma de pueblo: Navarrete del RíoPancrudo (curioso nombre de río) La carretera remontaba un río con no mucha agua, las vistas sobre el mismo eran muy buenas y a mi mente le llegaban ganas de remojarme el cuerpo pero era demasiado pronto y el frio mañanero lo desaconsejaba. Aún no sufría el trago de calor con el que me ha brindado el verano en esta mañana de puro estío.

El recorrido enlazaba tres poblaciones mientras se alzaba sobre si mismo, se trataba de tres pequeñas poblaciones que veían pasar a una persona un tanto extraña sobre una bicicleta seguida de un remolque, así me he sentido tras mis gafas y bajo mi casco por algunas de las miradas que iba recibiendo en su paso.

La subida parecía finalizar en Torrecilla del Rebollar y ahí he podido relajarme, animando a mis ruedas a rodar cada vez más rápido.


Habéis chillado en alguna ocasión a las ruedas?

Si, ya sé que es un tanto extraño y disparatado entretenerse con algo así pero es que veinticinco km de bajada bien merecían hacer un poco el tonto.


Un nuevo río, el Martin, da nombre a unos pueblos, a mi hijo y a un recorrido en bajada que acaba en Montalban desde donde se sube a un alto: Castel de Cabra desde donde el perfil juega con el viajero engañándole, mostrándole que es bajada para subir, mostrándole que es subida... para bajar... 

Solo al final del día la cuestión quedaba aclarada: con un fondo de montañas y en un casi todo seguido se baja a Calanda donde reposa un guerrero un tanto agradecido al recorrido de hoy y que sonríe cada día un poco más.

La ruta


Las fotos




Etapa 7 Calanda- Reus

20 de agosto de 2018





Hoy Aragón queda atrás. Aragón deja que regrese a Cataluña y lo hace de una manera fantástica.

Primero me ha obsequiado con el curso de un río: el Guadalope al que he abandonado en Castelseras para irme a ver otro castillo, el de Torrecilla de Alcañiz, que pena que este en ruinas.

Para cumplir con todo ello te debes de aplicar en no perderte por una carreterita rural que me ha hecho dudar en determinados momentos si mi ruta era la correcta o no y ya en Castelseras entender que Torrecilla, en estas tierras de frontera, no puede sino estar en alto.





Aparecen ante mi los carteles que anuncian la proximidad de poblaciones de dulce y en alguna ocasión grato recuerdo: -Valdetormo, Torre del Compte- , pero no es hasta pasado Calaceite que Aragón me despide y abandona definitivamente.

La separación con Cataluña se produce en un río; el Algars, sobre el que escribí en algún momento aunque fuera un tanto de pasada...

Pero antes de llegar a eso, dejarme hacer una referencia al Matarraña que había salido a mi encuentro con anterioridad y ello ha sido un nuevo paseo por el recuerdo de un recorrido que aún reposa en un lejano pasado.

El Algars de igual recuerdo en el tiempo, ensueña meandros cuando lo atravieso, me detengo un momento e intento recordar aquel episodio escrito entre este río y su paralelo.

Guardo un bonito recuerdo de aquellos días y del encuentro de los ríos y de cómo estos ya unidos finalizaban en un Ebro al que depositaban sus frutos en un encuentro entre cañones que me pareció espectacular.

Recuerdo en todo eso una metáfora de peces... que era en si el relato que escribí...  referido a otro pasado, otro encuentro, otros destinos...

La via verde del Zafan va jugando en determinados momentos con la nacional. En un momento no he podido resistirme a su presencia y me he apuntado a un tramo pero enseguida he vuelto a mi recorrido planificado.



En Gandesa, la duda era si bajar a la Foncalda y alejarme de mi ruta, pero ganar muchísimo en otros aspectos, o seguir por donde he previsto…

He decidido, finalmente, seguir el trazado previsto. Así que con esfuerzo llegas a una de esas bajadas que añoras porque allí al fondo aparece algo que anunciaban los ríos anteriores y eso no es otra cosa que lo que ha ido anunciando el recorrido: la presencia y cercanía del rio de ríos. El Ebro.

La ruta era muy larga hoy y no recordaba lo dura que podía ser y eso que hace años pase por aquí... pero claro, eran otros tiempos y era más joven y estaba más fuerte.


Junto al río, se miran "las dos Moras" una a cada lado de su orilla y tras un pequeño descanso para comer en la Mora de origen árabe he afrontado la última subida, ya cansina, hacia lo que podía haber sido mi destino: Falset.

Dura, muy dura la subida con tres puertos anunciados que me han parecido más... Eso era lo que me aguardaba en un estío que estaba en plenitud.


En Falset hay algo único: una escuela que tiene que mucho que ver con el desarrollo vinícola de los municipios próximos que han hecho de esta parte de Cataluña una referencia exclusiva de importancia mundial: los caldos del priorato y el Montsant.


Sigo por mi carreterita a la búsqueda de los altos deteniéndome en innumerables momentos para descansar. Simplemente voy agotándome... así que por fin, cuando cruzo los túneles y busco la bajada de forma desesperada, que un poco más adelante me espera, mientras veo el llano y allí entre una niebla que es simplemente humedad al fondo se encuentra aunque no lo distingo… el mar…

Estoy en una población contradictoria en sí misma, rodeada e inundada de genialidad, con una fuerte personalidad que hace que algunos, muy pocos, de sus habitantes pierdan, de alguna forma, su anclaje en la realidad de los tiempos. 

Reus, a pesar de ello, a menudo está presente en algunos de los escándalos que azotan Cataluña.

Y aquí estoy preparándome para ver un edifico simbólico de la ciudad.

La ruta


La fotos



Etapa 8 Reus-Viladecans

21 de agosto de 2018


La mañana quería hacerse corta, de esa manera acompañaba a la tarde, corta la mañana, corta la tarde, rápido el día que se hacía rápidamente y con él, un pedaleador inicia la siempre extraña y poco agradable aproximación a una ciudad… la de Tarragona.

Veo el aeropuerto o lo que deja de ver la carretera que le acompaña y oteo el cielo en busca de uno de esos “trastos voladores” que son capaces de transportar a tierras lejanas personas y materiales. Allí está con sus luces encendidas e intento atraparlo... fotográficamente se entiende.


Sigo mi curso, el final de mi trayecto, allí donde las aguas decaen en su fuerza… al igual que un río comienzo la bajada desde una tierra un tanto en alto para alcanzar el mar en una zona en la que la historia atesora riquezas aún por descubrir, muchas de ellas inimaginables.


Tarragona me sale al paso, aquí en Catalunya apenas sabemos que no hace tanto se han celebrado unos juegos de carácter internacional. Con apenas apoyo institucional desde la autonomía catalana me llegue a preguntar: A quien le importa?


Denostados desde los medios de comunicación próximos al mundo independentista y advertidos por el estado de que no darían el apoyo como a otros eventos en este tiempo de crisis… no ha sido el mayor de los éxitos posibles.

Aquí estamos entretenidos en otras cosas verdaderamente importantes que a mí para nada me interesan salvo para decidir, si lo tengo que hacer, que haré llegado el caso...

El Francoli no lleva agua en este verano precedido de nieve y lluvias copiosas y aquí he empezado un rosario de trampas.... Trampa si, me encanta el descubrir y me he perdido... a propósito? No, pero es divertido cuando sabes que estás acabando intentar otro recorrido diferente al usual. La experiencia ha salido bien finalmente y he ido no por el recorrido previsto sino por "el mío particular".

Tarragona forma parte de aquello que señalé como el pasillo de casa... un recorrido de costa que hoy he repetido.

Y junto al río y ya en el puerto: El SYL


Que no es otra cosa que un barco. Y que representa un barco?

El navegar en libertad.

A diferencia de un coche o una moto, e incluso la bici…. El barco como el avión no está limitado por el espacio… puede ir hacia donde te parezca, tan solo debes de evitar las tormentas o las borrascas que generan grandes olas más que nada porque es muy incomodo y un tanto peligroso navegar junto o dentro de ellas… pero puedes escoger… cualquier rumbo en mar abierto.

Eso hasta hace unos años era lo que creía que podría ser mi futuro cuando, si me dejaban, me jubilara. Navegar sin rumbo fijo con la bici, escapar de este mundo una vez solucionadas las grandes cosas que en esos momentos se convertirían, por arte de magia, en pequeñas....

Una magia que consiste en romper ataduras, relativizar todo lo que no fuera el horizonte y el tiempo.

Si, me hubiera gustado recorrer America de norte a sur, tal vez si fuera, que no lo soy, valiente la ruta de la seda, alguna parte del norte de África ... pero sobre todo poderlo hacer sin tiempo limitado, sin etapas marcadas, sin fecha límite.

Entorno los ojos junto al SYL y busco en mi interior sin encontrar nada que pueda alumbrar ni tan solo la mínima posibilidad de alcanzar nada de eso y continuo...

Mas adelante, frente a la playa de la rambla de Tarragona descubro una pasarela peatonal que enlaza la zona alta con el paseo marítimo salvando las vías del tren. 

Es un nuevo descubrimiento en este recorrido.


Y así he seguido por "el pasillo de casa" que me iba a demostrar que en algo mas de un año han sucedido cosas....

Cuando vivía en mi antigua casa de Sant Pere de Ribes… miles de veces lo he recorrido. Más de diez años han dado mucho de sí y aunque hace bastante tiempo que no pasaba por aquí y no podía imaginar los cambios con los que me iba a encontrar.

Así que la segunda de las sorpresas ha sido que la calle de costa que bordea Tarragona ahora es de un solo sentido, la calle esta en obras y no se exactamente si ese único sentido lo será solo para los coches o no...

Altafulla, magnifica como siempre, respira verano en plenitud. El faro de Torredembarra me ha saludado con un destello.




He seguido recorriendo la costa y así ha sido como me he acercado al Roc de Sant Gaieta y tras el el paso siguiente era la costa de Torredembarra donde su faro da luz y ya más adelante por la de El Vendrell.

Los pueblos, para mi, muy conocidos me han enseñado que las cosas han mejorado para las bici marcando carriles bici que antes no existían, incluso en Cubelles la tercera de las sorpresas se ha hecho realidad: me he encontrado con una nueva zona urbanizada frente a lo que era y aún sigue siendo un camping, una agradable e inesperada sorpresa.

Vilanova i La Geltru me sustenta y me hace pensar en la tentación: Sant Pere de Ribes.

Allí en Vilanova  paso por su paseo marítimo e intento celebrar de la mejor manera posible lo que visualizo como el fin del viaje. Allí he comido mientras el sol, pero sobre todo la humedad, me hacen bajar al mundo de este mundo.

Pienso en el pasado en todo aquello que llegó a suceder en el que fue mi pueblo durante casi diez años y concluyo que debo romper el vinculo emocional de una forma definitiva... así que en lo alto de la cuesta donde podía escoger, tras las Roquetas, junto a una rotonda mil veces bordeada girar hacia uno u otro lado, giro hacia Sitges por una bajada mucho menos inclinada que la habitual.

Tras un pequeño lapso de tiempo vuelvo a Sitges para, allí si, coger un tren y evitarme una, casi seguro, atestada carretera de curvas para alcanzar mi nuevo punto de referencia.

Viladecans.

En el tren miro la bici y el remolque, de soslayo veo los túneles que dan al mar, cuento los minutos mientras en los paneles aparecen las paradas, la temperatura y la hora y voy recogiéndome lentamente en mi interior...

La carretera que está acompañada por los coches me manda destellos de las curvas que recorrí con mi coche también miles de veces y un pensamiento algo antiguo se apodera de mi mente: 

sucedió en Bilbao cuando coincidí con Patxi... mi bici en un tren????

aquello era impensable

y en cambio en este viaje ha subido en dos... así cambian las cosas.

La ruta


La ruta que sirvió de base para hacer el recorrido


La fotos



La despedida


La vida.


La vida es y sigue siendo tremenda, no permite que me aburra, bien al contrario… me obliga a hacerme la pregunta:

hay algo mejor que vivir?

La vida este ultimo año me estaba esperando… salía de una nueva relación finalizada al no poder avanzar más y por caer en los mismos errores que nos llevaron en una ocasión a romperla y me encontraba con otra que pertenecía al pasado en un momento en el que la vida quiso hacer lo imposible, y lo consiguió:

despistarme por todos los rincones de mi ser….

La vida lo hizo fácil, me enseño como podía ser el final de ella misma, me explicó lo difícil que podía llegar a ser lo que inicialmente debía de ser fácil, me enseñó nuevamente como en cuestión de un segundo todo puede cambiar. Introdujo emoción, nervios, noches de insomnio mientras se reía de mí…

me hizo sufrir, hacerme sentir vulnerable y como premio por tanto vivido en poco tiempo como compensación… Como el que no quiere la cosa, casi de soslayo entraba en mí ser más intimo de una manera brutal obsequiándome con algo infinito.

Nada podía ser mejor que aquella oportunidad que me ofrecía la vida y que yo visualizaba y explicaba que era como una canasta de tres puntos en el último segundo cuando lo que parecía que iba a ocurrir era que se me escaparía la pelota por la banda… definitivamente.

Los sueños.

Si, lo tenía planificado, publique lo que iba a ser el inicio, imaginé unas cosas, también el final, incluso tuve tiempo de trabajar los recorridos, los hospedajes…

Aquel sueño de volver a Andalucía, entonces no lo entendí, daba paso a otro mucho mayor y profundo… me quedaba sin viajar por primera vez pero…

Que importa eso si al final siempre existen oportunidades... las que te da la vida.

No hagáis lo que hago, hacer lo que digo…

Esa podría ser una de las lecciones de este viaje y haciendo lo que hago no caeréis en la trampa, bendita trampa, de afrontar un viaje de la magnitud que sea sin la preparación física ni mental necesaria. No he tenido la posibilidad de hacer lo que he hecho en otras ocasiones no he podido prepararlo como lo que era: unas vacaciones de esfuerzo y vida, es algo en lo que he ido pensando desde el primer momento en el que esta oportunidad se iba haciendo realidad.

Lo he podido hacer, lo sé, porque llevo muchos, muchos km. en mis piernas, porque mi cuerpo aún no ha perdido esa compostura, esa adaptación necesaria, esa manera de hacer y entender las cosas de forma calmada y con prisas la vez, eso es y sigue siendo mi cuerpo, pero sobre todo mi mente aún sabe encontrar ese ritmo que cada circunstancia requiere haciendo, más que nunca, valido aquel principio que explicaba en mis primeros viajes en soledad…. de difícil entendimiento.

Llegar al final de cada etapa lo más descansado posible.

Ha sido un viaje especial, todos lo son, pero este también. Como no lo va a ser….??

Dentro de unos años cuando mi cuerpo no me acompañe y antes de que mi mente me abandone se lo enseñaré si es que este espacio aún existe y el también a quien me precede.

Si, seguramente no le dará la importancia que yo le he dado y le seguiré dando en los próximos años pero… siempre, si quiere, podrá volver a verlos, quizás me busque en esa maraña de viajes, de frases que a veces solo yo comprendía o le daba un sentido solo a mi alcance, quizás rebusque en algún momento en cómo era esa persona mucho más joven que la que el recordará y a través de ella lograr conocerme aún más…

quien sabe que pasará?

Que importa?

Quedará en el recuerdo y en ese mundo virtual que como dije en una ocasión nos hace inmortales… Quien quiera también los podrá leer y con ello revivirá lo escrito, verá los recorridos, las fotos, la información que logre reunir e incorporar y tal vez llegar a pensar, aunque solo sea por un segundo, en esa persona que dejó de existir y se entretuvo con todo eso: enseñar, pensar, imaginar, compartir, hacer las cosas por nada, escribir aunque solo sea para él. 

Viajar en definitiva en bici y con la bici.

El final.

Ya no se si estoy en un final cien veces anunciado... al final me aferro a la idea de que no se casi nada, eso entre otras muchas cosas es lo que me ha enseñado la vida, por eso en este escrito he tomado prestado otro que da sentido al final:

Hay héroes solitarios, guerreros aislados cuyo tesón (se) admira e incluso enternece: gente que lucha a contracorriente incluso cuando, tarde o temprano, comprueba que la victoria estaba descartada desde el principio, y que lo de verdad es necesario era luchar. Eso es decisivo en el caso de los padres, de los maestros, de todos aquellos que, de una u otra forma, influyen en niños y jóvenes.

(Arturo Pérez Reverte.)

Dedicado a los que perdiendo, siempre ganan.

Y ello también me lleva a una frase que pronuncie hace más de diez años: 

A perder nadie me gana. 

A la persona con la que la historia debía de haber seguido sin conseguirlo.

Quien te lo iba a decir pepe, ahora te tocará a ti dar o intentar dar ejemplo sobre lo que hay que hacer con una persona joven y enseñarle a valorar lo que consideras más importante: mirarte en un espejo y que la imagen que te devuelve sea la de una persona. Enseñarle que su peor enemigo será él y que si comete una de esas grandes equivocaciones de la vida será el más que nadie quien se lo recordará y se lo hará pagar en su vida.

Ha sido un placer, un honor, un nuevo regalo que, de nuevo, la vida me ha hecho. Un nuevo viaje relatado y compartido.


"No vale la pena pensar en el pasado porque se ha ido, no pienses en el futuro porque tiene que venir, piensa en el presente porque allí estás". - 

Kazi Shams




"Earth" by Floating In Space


Y si quieres algo más emocional e intimo que hago mío…


La vida es tiempo, el tiempo es vida.


Veinte años no son nada pero en mi caso, los futuros, lo serán todo.




Hans Zimmer - Time - Live in Prague

Mas....

P.D. Se lo escribí en un papel: Te lo aseguro, la vida es otra cosa…

Las pequeñas obsesiones nos hacen perder un tiempo precioso, nos abstraen de la realidad, nos impiden ver las cosas desde una cierta distancia y eso tiene un precio.

Mas...

Lo leí en uno de esos libros que contenían esos tesoros que escribían mis compañeras del trabajo cada 23 de Abril…

"Todo en la vida tiene su porqué, pero solo se conoce cuando miras hacia atrás".

Javier Castillo -El día en el que se perdió la Cordura-

Mas...

cosas que no he enseñado.



fin?

y yo que se...